El camino del consumidor hacia una alimentación más saludable y sostenible es, hoy más que nunca, un proceso complejo en el que se unen deseos, limitaciones reales, percepciones sociales... La mayoría de las personas asegura que quiere comer mejor, cuidando su salud y reduciendo el impacto ambiental de esas decisiones que toma al ir a la compra.

Sin embargo, entre lo deseable y lo real se abre una brecha marcada por factores como el precio, la falta de tiempo, la información a veces no veraz o los hábitos adquiridos desde hace mucho tiempo. 

El consumidor quiere productos locales, frescos y sostenibles, pero necesita que sean accesibles, además de comprensibles y compatibles con su ritmo de vida diario donde la velocidad muchas veces es vertiginosa.

Las opiniones de los consumidores reflejan una creciente conciencia: se valora la reducción de ultraprocesados, el origen de los alimentos, el bienestar animal o el uso de envases responsables. 

Los hechos, no obstante, muestran que el cambio es gradual. La transición alimentaria no es un giro brusco, sino una suma de pequeñas decisiones cotidianas que requieren acompañamiento, pedagogía y coherencia a lo largo de toda la cadena alimentaria.

Una cadena alimentaria que empieza en un sector clave como es el sector primario y del que se hablará en una nueva mesa redonda que DEIA y BBK Kuna han organizado para el próximo martes 16 de diciembre con el firme compromiso no solo de acercarse a esa tierra de la que salen nuestros alimentos (con sus retos y su apuesta por la sostenibilidad), sino también a la realidad del consumidor actual, el sector alimentario en Bizkaia y todo lo que tiene que ver con la cadena de valor de unos alimentos que no solo están en nuestra cocina o mesa. 

“Forman parte de nuestra identidad y nuestra cultura”, como recuerda Kristian Prieto, responsable de BBK Kuna, laboratorio de innovación social de la Fundación Bancaria BBK. Una interesante cita en la que escucharemos a tres ponentes con experiencia en la materia como son Agustín Markaide, expresidente de Eroski y miembro del BBK Kuna Institutoa; Asun Bastida, Directora de Relaciones Institucionales y Comunicación Corporativa de Eroski S.Coop y Lide Rodríguez, fundadora de TEKURA (TEKnologia-natURA).

La alimentación, parte de nuestra identidad local

En Bizkaia, esta cadena —desde el sector primario hasta la distribución y la restauración— tiene un peso estratégico tanto económico como cultural. La alimentación ha formado parte del tejido productivo del territorio durante siglos, incluso en épocas en las que la industria pesada concentraba mayores niveles de rentabilidad. 

Hoy, el sector alimentario se enfrenta a una transformación profunda: avanzar hacia una agricultura más regenerativa, procesos de transformación sostenibles, una logística eficiente y envases con menor impacto ambiental entre otros muchos retos, además de los que ya tiene de manera interna. Y es que el sector primario afronta desafíos especialmente significativos.

La reducción del número de explotaciones, el envejecimiento de la población dedicada a labores agrarias, el limitado tamaño de muchas empresas y la creciente dificultad para atraer talento joven ponen en riesgo la continuidad del modelo. A ello se suma la presión de los precios, la competencia global en los mercados actuales y las exigencias regulatorias cada vez más complicadas.

Sin embargo, también existen oportunidades claras si se refuerza su papel como proveedor de alimentos de calidad, ligados al territorio y alineados con los valores de sostenibilidad. Apuntalar el sector alimentario como pilar del desarrollo de Bizkaia implica entender la sostenibilidad de forma integral.

No basta con ser ambientalmente responsables; es imprescindible garantizar la viabilidad económica de las empresas y unas condiciones sociales dignas para quienes trabajan en ellas. En este sentido, la transición alimentaria solo será posible si es justa, rentable y compartida por todos los eslabones de la cadena.

En este contexto, Euskadi parte de una base sólida. Existe un amplio consenso social en torno al valor de la alimentación, especialmente desde su dimensión gastronómica. Comer no es solo una necesidad fisiológica, sino una forma de relación, de identidad y de transmisión cultural. La cocina vasca, tanto en el hogar como en la alta restauración, forma parte del relato colectivo del territorio y proyecta una imagen de excelencia a nivel internacional.

Y dentro de la comunidad, Bizkaia cuenta con empresas alimentarias punteras, un sector primario cada vez más profesionalizado y una ciudadanía sensibilizada. Toda una combinación de tradición e innovación que forma parte de una ventaja competitiva que es difícil de replicar.

Una fortaleza cultural que no tiene visos de cambiar. Lejos de desaparecer, la cocina doméstica sigue siendo un espacio central de socialización, aprendizaje y transmisión de valores. Cocinar conecta al consumidor con los alimentos, facilita elecciones más saludables y refuerza el vínculo con el producto local.. 

¿Qué vendrá?

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Mirando al futuro, el reto es consolidar un modelo alimentario que responda a las expectativas del consumidor, pero que también proteja al productor, impulse a la industria y cuide el entorno. La alimentación en Bizkaia y Euskadi va mucho más allá del acto de comer: es economía, cultura, territorio y cohesión social.

En un momento de grandes transformaciones globales, apostar por una transición alimentaria sostenible es, también, una apuesta por el bienestar, la identidad y la resiliencia del territorio.