Alimentación, sector primario, consumidor, reto sostenible... De todo esto y más hablamos con Kristian Prieto acerca de una realidad que está en el ADN de nuestra cultura.
¿Cuáles serían los retos de la alimentación más allá de la dieta o el consumidor?
La alimentación, además de un elemento transversal a todas las personas, es un sector económico de vital importancia para Bizkaia y Euskadi. Una parte relevante de nuestro PIB está sustentada en esta industria que, por otro lado, presenta múltiples realidades: desde un primer sector compuesto de pequeñas explotaciones que viven con preocupación su propio futuro hasta empresas líderes en retail, como es el caso de Eroski, o del ámbito de la transformación. El reto es seguir apuntalando un sector capital para el territorio y lograr que su acción sea sostenible en todos los ámbitos: en lo social, económico y medioambiental. Por otro lado, desde una óptica más ciudadana, es importante sensibilizar al consumidor en relación a su capacidad de compra y transmitir la idea de que cuando compramos, escogemos. Y, en este sentido, la elección importa e influye.
Como apunta Agustín Markaide en su valioso informe, uno de los grandes diagnósticos es el progresivo debilitamiento del primer sector por el abandono de explotaciones, la falta de relevo generacional...
El primer sector necesita acompañamiento, cariño y futuro. Hay cuestiones relacionadas con el debilitamiento del sector que tienen un fuerte componente cultural y contemporáneo. Es cierto que los jóvenes no perciben atractivo trabajar en explotaciones agrícolas, pero también hay otras iniciativas que muestran a la perfección la transformación que está viviendo un sector que aporta un valor añadido y que sabe diferenciarse.
¿Cuáles serían las soluciones a lo anterior a tu juicio?
No hay una solución mágica. Las instituciones de este territorio y este país saben mejor que yo cuáles son las necesidades a las que se enfrenta este sector y las acciones más efectivas para resolverlo. No obstante, hay elementos para ser optimista. En BBK Kuna hemos dedicado este año a aportar una mirada analítica e inspiradora al sector que nos ha permitido conocer casos de éxito en algunas de las zonas rurales de Bizkaia en las que, por ejemplo, nacen proyectos para diversificar las hortalizas que se cultivan y recuperar especies autóctonas o granjas que hacen del proceso de ordeñado un proyecto educativo para enseñar al público infantil la importancia de cuidar lo que tenemos.
Es importante que la sociedad valore la alimentación no sólo como consumo, sino como una dimensión estructural de su modelo de vida, salud, cultura y territorio. ¿Crees que esto se cumple en el caso de Bizkaia y del resto de Euskadi?
Creo que en Bizkaia y Euskadi hemos entendido que la alimentación va mucho más allá de la propia acción de comer. La industria alimentaria ha sido parte de nuestro tejido productivo desde hace siglos, si bien, la industria pesada, tradicionalmente es la que mejor se ha desempeñado en términos de rentabilidad. La alimentación forma parte de nuestra cultura, de la forma en la que nos relacionamos entre nosotros y de cómo contamos nuestro pueblo. Es difícil imaginar otra dimensión que genere tanto consenso en nuestra sociedad como el ámbito alimentario, especialmente el gastronómico. Tenemos empresas punteras, un sector primario preparado y una ciudadanía concienciada. Tenemos incluso una universidad puntera a nivel mundial, el Basque Culinary Center, y chefs de renombre. Tenemos tradición culinaria en nuestros hogares y, además, tal y como refleja la encuesta realizada por la Universidad de Deusto para BBK Kuna, casi 9 de cada 10 personas quieren seguir cocinando. No, las cocinas no van a desaparecer de las casas. Es parte de nuestra herencia cultural y de nuestro futuro.