LA Asamblea de la Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi-Nafarroa celebrada ayer sirvió para ceder el testigo de su presidencia a la Comunidad Foral, en la persona de María Chivite, de manos del aquitano Alain Rousset y para despedir la participación de Iñigo Urkullu, cuyo empeño en el modelo colaborativo regional se proyecta en el futuro. El propio lehendakari abogó por profundizar en la fórmula de cooperación territorial transfronteriza cuya experiencia sirve de base del proyecto ambicioso de Macrorregión Atlántica europea. Los diagnósticos coincidentes de los tres responsables políticos de la iniciativa aportan solvencia y permanencia al modelo. Como incidió Rousset, la experiencia de la Eurorregión es la fórmula que permite apuntalar la construcción europea; más allá de los vaivenes y conveniencias políticas de los Estados. Sensibilidades políticas diferenciadas orientadas al beneficio común, la coordinación ante los retos del presente –desde el ambiental al digital, con la economía y el equilibrio social como focos indispensables– y el reconocimiento de la igualdad de compromiso en el bienestar de las personas dentro de las diferencias ideológicas hacen del modelo una herramienta útil que aspira a crecer, como comprometió por su parte la presidenta navarra. Existe un espacio común de intercambio y convivencia que se materializa en una realidad cuyos lazos no se tuvieron en cuenta en el trazado de las líneas que delimitan los mapas. Por ello, el refuerzo de los vínculos socioeconómicos y culturales debe servir para superar las carencias que en demasiadas ocasiones se obvian desde los centros de poder estatal respecto de su periferia. No es un camino de teorías e hipótesis sino, como incidió Urkullu, de cooperación y referencias en materia de seguridad, prosperidad y diversidad, amenazadas por los discursos populistas que no aportan soluciones reales. Estas pasan por la demanda firme de políticas específicas y de desarrollo de infraestructuras que vertebren el crecimiento social y económico; la calidad de vida de la ciudadanía, en definitiva. Este Arco Atlántico que se hace oír en Europa en demanda de esa vertebración cuenta cada vez con más voces alineadas en el objetivo de crecer con respeto mutuo, sostenibilidad y eficiencia. La Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi-Nafarroa viene siendo palanca para ello.