LA incertidumbre y la preocupación por la situación económica y su posible agravamiento en los próximos meses marcan el inicio de curso político tras el verano. Los últimos datos de la inflación, que pese a haber experimentado una leve moderación en agosto continúa en niveles altísimos y desconocidos en más de tres décadas, son un claro indicador pese al optimismo con el que los interpreta el Gobierno español. Como ejemplo, agosto cierra como el mes con el precio de la luz más alto de la historia. Esta situación, que está impactando de manera directa en las economías familiares y en las empresas, es consecuencia directa de la guerra de Ucrania y de la repugnante utilización del gas como arma de guerra que está haciendo Vladímir Putin, acompañada y agravada por la subida de los tipos de interés y la falta de suministros. Todo ello apunta a un otoño e invierno especialmente complicados. Lo reiteró ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu, tras el primer Consejo de Gobierno que abrió el curso en Euskadi. Este es el desafío más urgente y prioritario al que se enfrentan todas las instituciones, que se aprestan a tomar medidas. El anuncio de que la Unión Europea va a intervenir de urgencia en el mercado energético es esclarecedor, a la espera de su aprobación y términos de la operación. Según señaló Urkullu, Euskadi cuenta con “bases sólidas” para afrontar lo que denominó como “tormenta”, evitando un catastrofismo que parece estar instalándose de manera quizá excesiva en la sociedad, sin que, en principio, haya motivos para una alarma excesiva, aunque sí para la preocupación. El Plan de Contingencia ya elaborado por el Gobierno vasco y contrastado con los agentes económicos e institucionales contiene la respuesta vasca, adaptada a la realidad y necesidades de Euskadi, para afrontar una situación que requiere del concurso de todos y de gobernanza interinstitucional. Junto con este obligado esfuerzo para responder a la complicada coyuntura económica, Euskadi afronta en este arranque de curso otros desafíos que se plantean como prioridades en el ecuador de la legislatura, fundamentalmente la aprobación de los próximos Presupuestos y el fin del bloqueo que mantiene el Gobierno español respecto al autogobierno y al cumplimiento del Estatuto, una situación también preocupante y a la que el Ejecutivo de Pedro Sánchez sigue, inexplicablemente, sin dar respuesta. l