En el laboratorio de Repsol se buscan soluciones para descarbonizar todo el transporte y el espectro es muy amplio. Abarca el coche doméstico, el sector de las mercancías terrestre y marítimo, la aeronáutica, los viajes aeroespaciales e incluso las competiciones deportivas de motor. En este sentido, la petrolera prueba los combustibles que diseña en diferentes vehículos dentro de las instalaciones del Technology Lab y tiene acuerdos para testarlos en las propias fábricas en algunos casos.

Ocurre en el caso de Wärtsilä, una multinacional finlandesa que fabrica desde 1987 motores de barcos en Bermeo. Repsol suministra combustibles sintético a Wärtsilä, que lo prueba para optimizar su producción y prepararse para el nuevo horizonte que se abrirá cuando Petronor empiece a producir en el Puerto de Bilbao dentro de un par de años.

Sector aéreo

También tiene acuerdos similares con Navantia –la sociedad pública de construcción naval– y con el Ejército del aire. PLD Space, el fabricante valenciano de cohetes espaciales reutilizables que puso en órbita el pasado mes de septiembre el Miura 1, también está probando los combustibles renovables de Repsol.

Con todo, donde más se notan los avances de los biocombustibles de la petrolera es en la competición de MotoGP. La alianza de Repsol con Honda en el campeonato mundial de motociclismo transciende del ámbito deportivo y ambas compañías están afrontando un gran reto: producir una gasolina 100% no fósil en 2027, manteniendo las prestaciones o incluso mejorándolas.

Honda alimenta sus motos en estos momentos con una fórmula 40% renovable y las últimas pruebas realizadas con porcentajes más altos de cara a 2025 superan los rendimientos del combustible de competición actual. La zona destinada en el laboratorio de Repsol al banco de pruebas de MotoGP tiene las estrictas medidas de seguridad para evitar el espionaje. Una réplica –monocilíndrica para facilitar los test– de la moto de competición permite a la petrolera probar el combustible. Cuando hay avances se envía el material a Saitama, la sede del fabricante japonés, que lo inyecta en la montura gemela de cuatro cilindros