La inflación ofreció ayer buenas noticias a la economía española, aunque en modo relativo. Por un lado, la inflación general del mes de marzo cayó hasta el 3,3% en tasa interanual (un 2,7% menos que en febrero), pero la tasa mensual creció un 0,4% y la subyacente, que excluye los precios energéticos y de los alimentos frescos, apenas aflojó una décima y se mantiene en niveles altísimos (7,5%).

La presión inflacionaria sobre las cuentas de familias y empresas sigue siendo elevada. Además, hay que tener en cuenta que la tasa interanual del mes de marzo toma como referencia el mismo mes del año psado, cuando estallaron de pleno los efectos de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa y los precios -especialmente los de la energía- consolidaron un aumento que, no obstante, ya venía de mediados del año anterior. El indicador adelantado del IPC dado a conocer ayer por el INE recoge que el descenso en el mes que concluye hoy se debe “principalmente” a que los precios de la electricidad y de los carburantes “aumentaron en marzo de 2022 y este mes disminuyen”. Pese a todo, el descenso es significativo, ya que la tasa interanual del IPC no se había reducido tanto en un mes desde mayo de 1977, cuando el Estado vivía entonces una seria crisis económica que en Europa había comenzado en 1973 tras el bloqueo en el suministro de petróleo de los países árabes a Occidente.

Por otra parte, la inflación subyacente es la que sigue constituyendo el gran quebradero de cabeza. Apenas desciende un 0,1% y se sitúa en el 7,5%. La diferencia de 4,2% entre la general y la subyacente supone su tasa más alta desde agosto de 1986, cuando el INE empezó a tomar en consideración este indicador. Ayer, desde el Gobierno central se esforzaron en transmitir el mensaje de que la bajada de la subyacente es cuestión de tiempo, debido al decalaje entre la caída de los precios de la energía y su posterior traslación al resto de sectores, un proceso que puede durar meses. De hecho, los cálculos que maneja el Ministerio de Asuntos Económicos, según informó ayer la agencia Efe, apuntan a que la inflación general y la subyacente podrían converger en niveles similares a finales de año. 

“La bajada sostenida del precio de la electricidad gracias a la solución ibérica y al resto de medidas adoptadas, ha sido clave para que la inflación española se sitúe entre las más bajas de Europa”, argumentó ayer el Ministerio, que resaltó también que esta menor inflación “está favoreciendo la competitividad de las empresas españolas, incluso en el complejo contexto económico internacional”. 

Ciertamente, la inflación en Europa aparece en peor situación, puesto que en febrero, en el conjunto de la Eurozona, fue del 8,5%. Asimismo, Alemania dio ayer a conocer también su tasa de inflación, que se sitúa en el 7,4% en el mes de marzo. No obstante, en marzo los precios de los alimentos continuaron mostrando un crecimiento superior al promedio y se encarecieron un 22,3% anual, frente al 21,8% del mes anterior. El INE publicará los datos definitivos del IPC de marzo el próximo 14 de abril.