Acaba un año complicado y hay razones para la preocupación, pero no para la desesperanza. Lo empezamos con expectativas de bonanza económica y con la ilusión de ir olvidando los efectos de la pandemia, pero principalmente las consecuencias de la invasión de Ucrania por Rusia han trastocado la confianza en el futuro próximo.

La guerra, además de llevarse vidas por delante, y sin mostrar un fin próximo, ha generado una constelación de malas noticias como el encarecimiento de la energía y de los productos básicos, lo que provoca el desasosiego en nuestra sociedad, sin embargo, los datos no sostienen esa sensación.

El Gobierno ha adoptado recientemente medidas para luchar contra esta subida de los precios. Por otra parte, la economía española mantiene hasta el momento una senda de crecimiento sostenido.

Todos los organismos internacionales han revisado al alza su previsión para este año, hasta el 4,6-4,7%, por encima de la media del G20, de la UE y de la zona euro.

Para 2023, esos mismos organismos coinciden en una moderación mayor del crecimiento, pero sitúan a España con signo positivo y por encima de los países de nuestro entorno.

La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 es una magnífica base para iniciar el nuevo año, apoyada en otros importantes factores, como la evolución del mercado de trabajo, con récord de más de 20,5 millones de afiliados y menos de 3 millones de parados. Y se sigue creando empleo de calidad gracias al cambio beneficioso de la normativa laboral, así, la temporalidad ha caído sobre un 15% lo que influye en el crecimiento económico y en la vida de las personas. O el control de una inflación que se ha situado por debajo del 7% (la menor de toda la zona euro, según Eurostat), tras bajar 4 puntos en 4 meses. Y en Euskadi también aumenta el empleo.

Nuestro país lidera, además, el despliegue del Plan de Recuperación en Europa. Somos el primero en solicitar el tercer reembolso de los fondos Next Generation, por el cumplimiento de hitos y objetivos. Los fondos están llegando y son miles las empresas, administraciones públicas, fundaciones, etcétera, que están pudiendo realizar ya sus proyectos.

De esos fondos, el Gobierno de España ha transferido ya a Euskadi 1.285 millones de euros, de los que 836 lo han sido para su gestión directa por parte de la CAPV. El resto, 449, se han ejecutado por la Administración del Estado. Además, Euskadi ha recibido 425,5 millones de los fondos REACTEU para financiar la respuesta a la pandemia y reforzar el estado de bienestar y los servicios públicos.

Con esta situación podemos esperar una desaceleración y una recuperación lenta durante 2023, pero no un fondo dramático. Tenemos que lidiar con graves problemas de todo orden, cierto, pero en este contexto hay razones para tener confianza y para seguir trabajando todos juntos, sin dejar a nadie atrás. Aurrera.