Cambio de partitura en Iberdrola después de más de quince años con el mismo solista. Ignacio Sánchez Galán renuncia al cargo de consejero delegado, al que asciende el actual director general de negocio, Armando Martínez, y será a partir de ahora exclusivamente el presidente de la eléctrica vasca. Sobre el papel, Galán cede poderes ejecutivos a uno de sus hombres de confianza, que, de alguna forma, queda señalado como el delfín llamado a sucederle al frente del líder mundial en producción de energía renovables.

La separación de los dos cargos más importantes de la compañía es una demanda que lleva años asomando en los encuentros que mantiene el presidente y su equipo más cercano con el núcleo duro de inversores. El nuevo equilibrio de responsabilidades será el plato principal en el Investors Day del próximo 9 de noviembre. El aperitivo serán los resultados trimestrales que se presentan esta misma mañana.

Galán continuará como presidente ejecutivo con Armando Martínez como CEO. Además, la eléctrica informó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de varios cambios en la composición y cargos en su consejo de administración. Sánchez Galán, que cumplió 72 años el pasado 30 de septiembre, preside Iberdrola desde abril de 2006, cuando sustituyó a Iñigo de Oriol y siguió ejerciendo como consejero delegado, cargo que había asumido en 2001 procedente del sector de las telecomunicaciones.

El consejo de administración decidió ayer martes separar los dos cargos que Sánchez Galán desempeñaba de forma conjunta desde hace 16 años, y que permanezca como presidente ejecutivo. El máximo órgano de gobierno de la compañía también aceptó el cese de Francisco Martínez Córcoles como consejero y su vacante la va a ocupar Armando Martínez.

Francisco Martínez Córcoles había sido ya sustituido por Armando Martínez el 1 de noviembre del año pasado como director general de Negocios de la compañía y entonces fue recalificado como consejero externo, cargo que ahora deja.

Armando Martínez da un paso al frente y, aunque ya lo era a efectos prácticos, pasa a ser la mano derecha ejecutiva de Galán. Una circunstancia que no implica automáticamente que el paso siguiente sea relevar en el futuro al actual primer ejecutivo, pero sí lo sitúa en una situación inmejorable para hacerlo. 

Anclaje a Euskadi

Todo ello en un contexto en el que el presidente no tiene todas las cartas en la mano para designar a su sucesor, como hizo Iñigo de Oriol en su momento con el propio Galán. El máximo accionista en este momento es el fondo soberano de Catar con en torno a un 9% del capital y detrás están otros fondos como Blackrock y Norges que no llegan a sumar ese porcentaje. A partir de ahí la representación está muy atomizada, incluyendo a cientos de miles de pequeños inversores vascos y la participación de Kutxabank y BBK, que suman algo más de un 2%. 

Ahí está el ancla que fija a Iberdrola a Euskadi. Y puede decirse que Armando Martínez tendrá que sudar la camiseta, sobre todo en los partidos de casa, para ser en el futuro la cabeza visible de la compañía vasca. A este respecto, Galán ha asegurado en alguna ocasión que su sustituto se apellidará Smith, un guiño al peso del negocio británico dentro de la multinacional vasca, pero también a su exposición al mercado norteamericano, una fuente inagotable de proyectos para la eléctrica vasca. 

Nacido hace 53 años en Miranda de Ebro, Armando Martínez está muy ligado a Euskadi. Fue entre 2002 y 2014 director de la planta térmica de Santurtzi, y el encargado de gestionar su cierre. Un momento que marca el inicio de su escalada en la cúpula de Iberdrola en línea con la apuesta de la compañía por las energías renovables y la descarbonización. Savia nueva para reforzar el ciclo verde la compañía eléctrica.