Pasado el trajín mediático que acompañó a la firma de la compra de ITP Aero por parte de Bain Capital, el Gobierno vasco busca, ya en frío, poner negro sobre blanco los compromisos adquiridos por el fondo de EE.UU. El departamento de Desarrollo Económico que dirige Arantxa Tapia mantendrá varias reuniones en las próximas semanas tanto con Bain como con Rolls Royce y la propia ITP, de cara a ir dibujando ese acuerdo que garantice el empleo y el arraigo a Euskadi y dé seguridad al Ejecutivo de Gasteiz a la hora de incorporarse al capital como nuevo socio.

Ese paso no llegará probablemente hasta bien entrado el año que viene. Y es que la compra de ITP por parte de Bain se oficializó con una serie de compromisos, pero también con un plazo de nueve meses (hasta junio de 2022) para poder materializarlos y, en ese camino, dar entrada a nuevos socios. La intención del Gobierno vasco es disponer de ese margen de tiempo para trabajar todos los detalles con calma, y de hecho el equipo de Tapia ya cuenta con que va a ser un proceso largo.

Se quiere dar a los contactos previstos para estas próximas semanas un perfil bajo, de manera que todas las partes puedan estar cómodas y, sobre todo, atraer definitivamente a esos otros socios del ámbito privado que doten de músculo industrial a la nueva ITP.

A nivel de Euskadi es Sidenor la que más cerca está de incorporarse al proyecto. La acería de Basauri planteó unas condiciones de entrada, en relación al mantenimiento del proyecto industrial y del empleo, muy similares a las del Gobierno vasco. La empresa que dirige José Antonio Jainaga atraviesa en todo caso momentos de cierta incertidumbre por los elevados precios de la electricidad. Algunas grandes industrias a nivel estatal han comunicado la paralización de inversiones a cuenta de la factura de la luz, pero ese no ha sido de momento el caso de Sidenor. Fuentes sindicales de la fábrica señalan que por ahora no han tenido comunicación de la dirección a este respecto, más allá de los 20 días de parada de la acería hechos públicos ya hace un par de semanas.

Además podría incorporarse al capital de ITP la empresa tecnológica Indra, controlada en un porcentaje importante por el Estado. Sería la forma en que el Gobierno de Pedro Sánchez mantendría un ojo puesto sobre ITP, que fabrica los motores que utilizan los aviones del Ejército español. Bain ha dejado una cuota de hasta el 30% para socios industriales tanto vascos como del ámbito estatal y no es descabellado pensar que, de esa parte de la tarta, el porcentaje más amplio acabe en manos de Indra.

Por ahora a Bain le acompañan como propietarios de ITP el fondo JB Capital de la familia Botín y la empresa de armamento guipuzcoana Sapa. Entre ambas suman un 6% del capital de la nueva ITP. La idea del departamento de Arantxa Tapia es que el desarrollo de los compromisos de empleo y arraigo en Euskadi se trasladen a un pacto suscrito por todos los socios para dotarles de plena validez. Así lo viene reivindicando públicamente la consejera desde que se formalizó la compra a finales de septiembre y con ese objetivo se va a comenzar a trabajar a partir de ahora.

Entra en esas conversaciones Rolls Royce, expropietaria de ITP pero que está llamada a jugar un papel importante en esta nueva fase que abre la compañía de Zamudio. Y es que Rolls sigue siendo uno de los principales clientes de ITP y tiene total interés en que la empresa mantenga su fortaleza en la fabricación de motores aeronáuticos y poder mantener su alianza. La presión de Rolls fue determinante, junto al empuje de la administración vasca, para que Bain accediera a última hora a sumar a la compra de ITP un compromiso de mantenimiento de la actividad y los puestos de trabajo (en torno a 1.900 en la CAV).

En cuanto a la cuota que se reservaría el Gobierno vasco, su participación podría oscilar entre el 3 y el 4%, si bien el departamento de Tapia prefiere no dar por cerrada la cifra y menos aun sin tener atado ese acuerdo entre todos los socios en torno al futuro de la compañía.

Esa inyección de capital se haría a través del nuevo fondo público Finkatuz, dotado con 160 millones y que nace con la vocación de sostener en Euskadi las raíces de las grandes empresas vascas. El Gobierno vasco pide que esa inyección de capital le permita contar con un representante en el consejo de la compañía para poder verificar el correcto desarrollo de los acuerdos en torno al empleo, cuestión muy ligada a ese porcentaje de participación.

compromisos

Arraigo en Euskadi. Una de las principales condiciones del Gobierno vasco para entrar en el capital de ITP es que mantenga su sede, ahora en Zamudio, en la CAV. A ello se ha comprometido Bain en un documento suscrito con Rolls Royce en el momento de la compra, cuestión que el Gobierno vasco quiere blindar en un pacto con el resto de socios.

Proyecto industrial. El objetivo es asegurar que Bain va a mantener la principal actividad industrial de ITP como es la fabricación de motores aeronáuticos. Se busca dar entrada a más socios además de Sapa.

empleo

1.900

Trabajadores tiene ITP Aero en la CAV. El Gobierno vasco busca blindar un compromiso que asegure el mantenimiento de los puestos de trabajo.