La crisis del coronavirus ha azotado sin preámbulos al corazón industrial de Euskadi. Los despidos planean sobre empresas de referencia alimentando la sensación de que el sector encara un periodo muy complicado. Apenas un puñado de multinacionales mantienen en el alambre el futuro de cerca de 700 puestos de trabajo, y eso sin contar cómo pueda influir en el tejido productivo vasco el ajuste planteado ayer por Iberdrola, que quiere prescindir de 1.450 empleados en el Estado.

Por ahora el golpe más acusado se lo lleva el sector aeronáutico. ITP, Aernnova o Alestis han anunciado despidos en Euskadi ante la parada productiva producida por las restricciones a los desplazamientos en avión. Las ayudas a los ERTE, que sí han sido un salvavidas en otros casos, no han servido aquí para sostener las plantillas.

En la fábrica alavesa de Alestis, en la que se plantea la salida de 87 personas, los trabajadores han rechazado esta semana el preacuerdo alcanzado a nivel estatal, con lo que las movilizaciones tendrán continuidad para intentar paralizar el ajuste.

En el caso de ITP Aero, en Zamudio hay sobre la mesa un recorte de casi 200 puestos de trabajo, de los que 15 se amortizarían vía prejubilaciones. En cuanto al resto, la mayor parte del ajuste se produciría por la no renovación de temporales. "Para nosotros todo son despidos. No vamos a aceptar que nadie se vaya a casa", dice Deiane Arrieta, de ELA.

Desde el comité no ven justificado el ERE y creen que la bajada de pedidos no es estructural, sino un bache producido por el covid. "Es verdad que no hay un nivel de carga de trabajo alto, pero hay soluciones sin despidos. Lo que pretende la empresa es reducir costes para poder proceder a una venta más aseada", dice. Su propietaria, Rolls Royce, hace tiempo que anunció su intención de deshacerse de ITP Aero.

El periodo de consultas del ERE de ITP concluye esta próxima semana, en la que los sindicatos han previsto nuevas jornadas de huelga. Será en unos pocos días por tanto cuando se compruebe si hay margen para minimizar el impacto social del ajuste planteado por la firma de motores aeronáuticos.

En cuanto a la vecina Aernnova, la dirección anunció en verano un fuerte recorte de plantilla (de unos 650 empleados en el Estado español), si bien aun no se ha concretado cómo afectará la decisión a la fábrica de Araba. El desarrollo de la pandemia y el grado de restricciones que se mantengan en los desplazamientos en avión irán perfilando el medio plazo del sector aeronáutico en Euskadi.

Saltando al ámbito de la automoción, y aunque los gigantes del sector como Michelin o Mercedes han salvado bien el golpe del covid, hay que destacar el cierre anunciado por Gestamp tanto de Matricería Deusto como de la ingeniería GTS, que suman 232 empleos. Un movimiento que la multinacional de Francisco José Riberas justifica en el bajón en la venta de vehículos y que sucede en el tiempo a la caída de otra empresa dedicada a la fabricación de componentes de automoción como es Batz Araluce.

Gorka Mentxaka, del comité de Matricería Deusto, explica que la comunicación de cierre "fue un shock" para los trabajadores y sus familias, que tratan de reponerse y dar notoriedad a su conflicto mediante encierros y otras movilizaciones para intentar apurar las opciones de seguir trabajando.

"Cuando te lo dicen no te lo crees. Te planteas otras cosas, como prejubilaciones u otro tipo de soluciones, pero no esto", dice Mentxaka, y recuerda que ya desde el verano Gestamp estaba reduciendo el volumen de trabajo en Matricería Deusto. "A ver, todos sabemos que la situación en el mundo es complicada pero deberíamos echar una mano todo el grupo. Esto no puede ser", dice Mentxaka, y recuerda que Gestamp ha obtenido beneficios millonarios en los últimos años. "Solo les preocupa ganar dinero, aunque sea a costa del futuro de 230 familias".

Los problemas salpican también a la siderurgia. A los ERTE de gigantes como Sidenor se suma el anuncio de recorte en los costes laborales que hizo en verano Tubacex, una de las referencias en la CAV en el área de la fabricación de tubos. Aunque la empresa de la comarca de Aiala no ha concretado cifras y se limita a pedir un ahorro de 10 millones de euros, los sindicatos temen que esa pretensión pueda traducirse en 150 puestos menos.

Sí parece que, de todos ellos, es el conflicto de Tubacex el que más opciones tiene de saldarse con acuerdo y sin medidas traumáticas, y en esa dirección ha apuntado la compañía. Por ahora los sindicatos de la firma alavesa mantiene las espadas en alto y rechazan trasladar ese recorte en el gasto a las nóminas de los trabajadores al ver injustificado el planteamiento empresarial.

Por último, ayer viernes el gigante Iberdrola ponía sobre la mesa a los sindicatos 1.500 salidas en el Estado español, en torno al 15% de su plantilla. Aunque hay margen para la negociación, y es probable que el movimiento desemboque en un plan de prejubilaciones y otras bajas no traumáticas, el ajuste puede tener graves consecuencias sobre muchas empresas vascas de menor tamaño que trabajan para la multinacional de Ignacio Sánchez Galán.