La economía vasca ha evolucionado en el segundo trimestre del año un poco menos mal que las primeras previsiones pero la realidad es que los efectos de la pandemia de coronavirus en la actividad económica han sido demoledores y sin precedentes en tiempos de paz hasta el punto que la caída del PIB de la Comunidad Autónoma Vasca alcanzó el 19,5%, según los datos hechos públicos por Eustat.

El citado Instituto Vasco de Estadística adelantó en su momento, en julio en concreto, que el recorte del Producto Interior Bruto de la CAV alcanzaría una cota ligeramente superior, un 20,1%. Por lo tanto, dentro de lo malo, que la situación no evolucione tan negativamente como se prevía alienta la esperanza de una mejoría económica como lo hacen otros indicadores caso del transmitido por Faconauto, la asociación de concesionarios de automóviles, que contempla que las ventas de coches crezcan el próximo año casi un 15% en Euskadi.

Dado lo excepcional de la situación generada por el covid-19 no sería extraño que los datos definitivos varíen los actuales pero los números solo reflejan una realidad que los ciudadanos y los agentes económicos vascos han visto y ven día a día. Obviamente, no es un secreto que el gasto en los hogares se ha retraído mucho, en el periodo citado nada menos que un 20,3%, y la inversión aún más, un 23%. Lógicamente, en esa primera fase de la crisis provocada por los efectos de la pandemia y el confinamiento, el gasto de las administraciones públicas no solo se mantuvo sino que creció en el citado trimestre un 3%.

El segundo trimestre del año supuso, técnicamente, la entrada de la economía vasca en recesión -dos trimestres consecutivos de caída del PIB- y el momento más intenso en la desaceleración de la economía de Euskadi como consecuencia de las restricciones a la movilidad y el hundimiento del consumo.

Como la expansión del virus ha sido global, la actividad económica se ha resentido en medio mundo, de ahí que el comercio vasco también lo reflejase y de qué manera. Las importaciones cayeron un 26,4% pero las exportaciones vascas aún más, un 30,1%.

Pese a todo, el comportamiento de la economía vasca en ese duro periodo fue algo mejor que el del conjunto del Estado español ya que -a la espera de que en la próxima semana vean la luz las cifras de la evolución del PIB español- todas las previsiones apuntan a un retroceso interanual mayor del 22%.

Este menos malo comportamiento de la economía vasca que la española tiene que ver con las características del tejido empresarial de Euskadi, menos dependiente del turismo y de los servicios de ocio, que son los sectores que están soportando con mayor crudeza los rigores de la covid-19, que el Estado. Eso sí, la industria vasca el sector más importante del PIB de la CAV también acusó el parón de actividad con una caída histórica del 26,7%, y con ello el dudoso honor de ser el área económica de Euskadi con peor evolución en el periodo abril-junio.

Araba, peor Si se analiza la referida evolución económica por territorios dentro de la CAV se constata una cierta homogeneidad pero aún así hay un punto de diferencia entre la mayor caída del PIB, registrada en Araba, y la menor, en Gipuzkoa.

En concreto, Araba fue en el citado segundo trimestre del año el que más sufrió el descenso de actividad, ya que su generación de valor añadido se redujo en un 20,2%, mientras que en Bizkaia fue del 19,5% y en Gipuzkoa -como casi siempre el territorio con mejor comportamiento al contar con un tejido de pymes industriales muy dinámico e internacionalizado-, registró un retroceso del 19,3%.

Con una evolución económica tan mala, todos los sectores de actividad, sin excepción alguna, contabilizaron en el periodo abril-junio tasas negativas de crecimiento. El ya citado sector industrial fue el que tuvo un peor comportamiento, con el 26,7% de descenso pero no hay que olvidar que durante una quincena estuvo prácticamente paralizado.

El sector servicios -que incluye áreas como la hostelería, el transporte y el turismo- contabilizó, según el Eustat, un descenso del 17,5%. Por su parte, la construcción cayó el 17,9%.

Como, con crisis o sin ella, hay que intentar comer todos los días, el sector primario fue el menos dañado y aunque su evolución también fue negativa el descenso fue bastante más leve, el 6,1%.