- De la Rica señala que, en el mejor escenario, el PIB vasco empezará a remontar en el inicio de 2021. Las claves para ello: la industria y el consumo.

26.000 afiliados a la Seguridad Social menos en las últimas tres semanas de marzo. Es el saldo laboral que deja el coronavirus por ahora en la CAV. ¿Ha pasado el grueso del destrozo?

—Es cierto que la caída en la afiliación en marzo se produjo a partir del día 13. Hasta entonces la afiliación media estaba aumentando. Sabremos bien cuál es el alcance de la caída cuando conozcamos el dato de abril. Y conoceremos con mayor precisión los colectivos más afectados. Creo que la caída en afiliación media en abril será menor de 26.000, pero mayor a los 10.000. Es un cambio de tendencia muy importante para Euskadi, cuyo empleo interanual estaba creciendo por encima del 2,5%.

¿En qué mes se verá un primer balance sin pérdida de empleo?

—Si la parada económica perdura seguiremos viendo caídas en la afiliación también en mayo y quizá junio. Ante esto hay muchas incertidumbres, es difícil de predecir.

¿Le parece acertada la previsión del Gobierno vasco de 17.000 empleos menos a cierre de 2020 con una recuperación de otros tantos puestos de trabajo en 2021?

—El Gobierno vasco tiene también numerosas incertidumbres, y por tanto supongo que ofrece esas cifras con cautela. Dependemos mucho de cuándo se da por finalizada la pandemia, del ritmo al que se escala la salida, y también de la situación de los países con los que Euskadi opera. Ojalá se cumplan esas previsiones. Me parecen posibles, aunque no descartaría un escenario peor.

¿En qué ámbitos se produce un mayor impacto?

—A principios de mayo se verá que la afiliación bajará mucho en hostelería, construcción y en menor medida en comercio. Son sectores con gran cantidad de trabajadores temporales a los que se ha despedido o no renovado. En sectores o empresas que han optado por ERTE, los trabajadores afectados no computan como bajas en la afiliación, y por ello no se apreciarán grandes caídas en industria, por ejemplo.

¿Y los autónomos?

—Solo figurarán como caída en afiliación si cesan su actividad. Supongo que muchos tratarán de acogerse a ayudas antes de cerrar, eso espero. Si las ayudas llegan de modo ágil y la actividad no tarda mucho en recuperarse, muchos podrán aguantar y no cerrar. Ese es el objetivo fundamental al que deben atender los poderes públicos.

La pérdida de la campaña turística puede ser crucial.

—Sin duda, Euskadi va a sufrir mucho en este sector, que había cogido una velocidad de crucero muy positiva. Aunque también puede suceder que muchas personas vascas o de otras regiones decida veranear en Euskadi. Eso podría salvar parte de la campaña. Pero hasta bien entrado el otoño seguirá habiendo restricciones en foros donde se concentra mucha gente, como el avión. Por eso vendrán menos turistas a Euskadi, sobre todo extranjeros, por las restricciones de movilidad.

¿Tiene solvencia el sistema público, en especial la Seguridad Social, como para hacer frente a esto?

—La Seguridad Social no tiene capacidad para hacer frente a esta enorme inyección de dinero. Los fondos deben salir de otras partidas tanto nacionales como europeas. En cuanto a las primeras, administración central, Gobierno vasco, diputaciones e incluso ayuntamientos dedicarán partidas especiales a dar liquidez y ofrecer transferencias a empresas, autónomos y trabajadores asalariados afectados. Europa está también, no sin discusiones, decidiendo los tipos de recursos a habilitar para ofrecer liquidez. La gestión de estas ayudas es compleja y la agilidad fundamental. Si tardan mucho en llegar puede ser demasiado tarde para empresas y autónomos.