SON jóvenes, de entre 22 y 28 años, y tienen claro que los juernes tienen que ser eso, juernes. Los cinco empleados de la pequeña empresa de Portugalete Startup Campus llevan tres semanas trabajando solo de lunes a jueves, por ahora sin sobresaltos. "Si te planificas bien no tiene por qué suponer un sobreesfuerzo ni trabajar más horas de lunes a jueves", dice Argiñe Lizarraga, responsable de Comunicación. "El lunes vienes más cargado, con más energía y con más ganas de trabajar", señala su compañero Iker Sanzo.

Se dedican a servir de lanzadera y poner en conexión a otras jóvenes startups como la suya. El punto de referencia en el calendario es el Biscay Bay Startup Campus (BBSC), uno de los principales congresos de Europa para este tipo de empresas que organizan en Bilbao cada mes de septiembre junto a la UPV/EHU y la Diputación Foral de Bizkaia. "Nuestra misión es crear y apoyar a la nueva generación de innovadores. Hay un montón de jóvenes emprendedores que tienen ideas buenísimas pero no encuentran un espacio para estar en contacto entre ellos. Aquí permitimos a estos jóvenes estar en contacto con otros emprendedores, con instituciones, con gigantes como Google, Iberdrola...", resume a DEIA la CEO de Startup Campus, Patricia Draghici.

Reciben a este periódico en su oficina de Portugalete un martes, miércoles para ellos. Dos de sus compañeros están en este momento en EE.UU. y en Chile, respectivamente, pero también apagan el portátil el jueves por la tarde para respetar la jornada laboral de cuatro días. ¿Por qué este cambio? Draghici explica que la iniciativa comenzó a gestarse hace dos años en un viaje a Helsinki, capital de Finlandia y capital también de la semana laboral abreviada. "Flipamos al ver cómo trabajan allí. Al volver todos teníamos claro que había que traer esa manera de trabajar aquí", dice Draghici. "No es solo la jornada de cuatro días. Es la filosofía que tienen ellos a la hora de trabajar, es el futuro", asegura.

Por ahora el sistema implantado por la empresa de Portugalete está a prueba. Con solo tres semanas en práctica aún es pronto para hacer balance en cuanto a ahorro energético y resultados más allá de las sensaciones de la plantilla. "Se nota que vuelves más cargado el lunes y con más ganas. No queremos estar aquí perdiendo el tiempo, queremos meterle caña el tiempo que estemos en la oficina. Eso lo vamos consiguiendo poco a poco", valora Iker Sanzo, responsable de Operaciones.

Su discurso enlaza, en lenguaje llano y sin fórmulas matemáticas, con una de las llaves maestras del éxito empresarial como es la productividad. "Estás menos relajado porque sabes que el jueves terminas. El miércoles, por ejemplo, sabes que lo que no hagas al día siguiente ya es para la otra semana", añade Sanzo.

La cuestión es, ¿se puede traspasar la tarea del viernes a otro día? "Si te organizas bien no supone un sobreesfuerzo, no tienes por qué cargarte otro día ni hacer las cosas más rápido", dice Argiñe Lizarraga.

"Se sumarán más" En el caso de esta pequeña empresa hay otro factor añadido. Por su tipo de negocio, muy dependiente de las relaciones con otros socios, los viernes solía ser un día de menos trajín. Tachar este día del calendario era relativamente sencillo. "Entiendo que la gran industria no puede hacer esto, pero para empresas que trabajan on line es sencillo. Creo que dentro de poco se sumarán muchas más", vaticina Draghici, que alaba la semana de cuatro días. "Llevamos cien años con la jornada de 8 horas. Las nuevas generaciones demandan calidad personal en la vida laboral. Se trata de crear empresas a la medida de la gente joven", agrega.

Por ahora ellos no tienen cargas familiares, pero Draghici tiene claro que "hay que preparar la empresa para ese escenario y sentar las bases para esa conciliación". En la conversación se menciona que Carlos Slim, multimillonario mexicano, llegó a proponer reducir la semana laboral a tres días. "Vamos poco a poco. Se trata de reducir el estrés, no de aumentarlo", sonríen.