Bilbao - El movimiento de los salarios está sujeto a muchos factores y el viento ha dejado de soplar a favor de las nóminas de los trabajadores, que mantienen el tono únicamente gracias a la baja inflación. La subida media pactada en los convenios vascos ha vuelto a retroceder este año, un paso atrás muy ligado al frenazo que ha dado la negociación colectiva respecto a una primera mitad de 2018 especialmente fructífera en comparación con el bloqueo anterior. Este año se firman menos convenios y, en general, con condiciones laborales algo más bajas. El pinchazo se enmarca en un contexto económico lleno de incertidumbres que mantiene a la parte empresarial en una posición de suma prudencia.

Según los datos del Consejo de Relaciones Laborales (CRL), la subida pactada hasta junio en Euskadi es del 1,78%, lo que supone seguir perdiendo distancia respecto al 2,4% acordado de media en los convenios firmados entre enero y junio del año pasado. Ya en la segunda mitad de 2018 la negociación colectiva perdió fuelle, de forma que la media salarial fue cediendo altura para cerrar el año en el 2,1%.

Esta caída progresiva supone que, con este último dato de junio, los nuevos convenios recogen una subida prácticamente similar a la media procedente de los acuerdos cerrados en años anteriores -lo normal es que los convenios se firmen para un plazo de dos o tres años-. Es decir, las nuevas negociaciones dejan de empujar al alza como venía ocurriendo en los últimos años, una señal clara de que los salarios vascos han abortado el despegue.

Otro dato llama la atención. El bajón en Euskadi contrasta con una tendencia hacia arriba en la media pactada en los convenios estatales, en especial en el ámbito sectorial, algunos de los cuales tienen efectos también entre los trabajadores vascos -el tirón del marco estatal empuja la media al 2,17%-.

Según datos del Ministerio de Trabajo la media acordada en España hasta junio ha sido del 3,59%, una cifra inédita en los últimos años y que supera incluso la franja marcada en el acuerdo salarial global firmado entre la patronal CEOE y los sindicatos CC.OO. y UGT para el periodo 2018-2020.

Este mismo acuerdo situaba el suelo para todos los convenios estatales en 14.000 euros anuales, lo que explica el acelerón en la subida media hasta junio. Se puede decir que se da respuesta, al menos en parte, a la máxima de los sindicatos de que es necesario aprovechar el fuerte crecimiento económico para mejorar el poder de compra de los trabajadores.

Esta misma lógica han defendido los sindicatos vascos, incluso desde el Gobierno vasco se han hecho llamamientos a aprovechar los años de bonanza económica para subir los sueldos, pero las demandas se han visto satisfechas solo a medias. Sí hay un repunte del sueldo medio en relación a los años anteriores a la crisis, pero no llega a compensar la subida de los precios en esta década. Hay que tener en cuenta que miles de trabajadores no han visto renovar sus condiciones en los últimos años, por lo que la subida real es la media entre quienes han tenido su sueldo congelado o reducido y quienes sí se benefician de los efectos de la negociación colectiva. En el último año este incremento medio ha sido de algo más del 1%, según los datos del INE, es decir, alrededor de un punto por debajo de lo que marcan los convenios.

la negociación se enfría Patronal y sindicatos vascos se animaron en 2018 en lo que parecía un intento de reactivar la negociación colectiva, con la participación de ELA en varios acuerdos sectoriales de peso, pero este año se constata que fue solo un amago. Este pasado junio había 300.000 trabajadores vascos con su convenio pendiente de renovar, prácticamente los mismos que un año antes.

Y es que si se compara el alcance de los nuevos acuerdos el bajón es claro. En la primera mitad de este año se han firmado 116 convenios en Euskadi, solo 8 de ellos de sector, que afectan a 27.000 trabajadores. El año pasado el número total de acuerdos fue similar, pero con una docena de pactos sectoriales, por lo general de mucho mayor alcance que los de empresa, de forma que más de 56.000 vascos vieron actualizadas sus condiciones laborales, casi el doble que este año.

Sobre la mesa hay, eso sí, varios pulsos abiertos que pueden dar una sacudida importante al panorama laboral en Euskadi. El más relevante es el conflicto abierto en el metal de Bizkaia, que puede extenderse a los otros dos herrialdes de la CAV a lo largo del próximo curso si continúa el estancamiento en las negociaciones. Los sindicatos de la industria vizcaina han redoblado la presión al convocar cinco nuevas jornadas de huelga entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre, con las que pretenden forzar a la patronal a negociar subidas de al menos un punto por encima del IPC, entre otras mejoras en el ámbito de la contratación y la seguridad.

El desarrollo del conflicto ligado a este convenio, del que dependen 50.000 trabajadores, marcará el devenir de la negociación colectiva vasca, que presenta varios conflictos más enquistados como el de la enseñanza concertada.

Aunque las cifras salariales son cortas, el estancamiento de los precios sigue ayudando al poder adquisitivo. En julio el IPC anual quedó en Euskadi en el 0,8%, unas décimas por debajo de la subida salarial media y bastante más abajo de la mejoría en convenio. Por otro lado, las disputas comerciales y las incertidumbres a nivel global amenazan con paralizar la economía vasca, lo que podría volver a condenar a los salarios al estancamiento.

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