Donostia - Salvo excepciones como algunos alimentos, el transporte o la hostelería, los precios se mantienen planos en los últimos meses. En julio el IPC de Euskadi quedó en el 0,8%, lo que supone prolongar un estancamiento que beneficia a los consumidores. Aunque no hay un gran margen positivo, el salario medio está creciendo algo más del 1% al año, unas décimas por encima del aumento del coste de la vida. Para los trabajadores vascos que tienen su convenio al día la ganancia de poder adquisitivo es algo más sólida, de alrededor de un punto porcentual al año. También el medio millón largo de pensionistas vascos cogen aire con la subida del 1,6% aprobada en 2019 por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Según los datos del INE, los precios siguieron muy contenidos en julio, de forma que la inflación interanual se mantuvo en el mismo nivel que en junio. El 0,8% está muy lejos del pico del año marcado en abril, cuando el IPC llegó al 1,7% en Euskadi. Fue un espejismo dentro de la atonía general mostrada por los precios en los últimos años. Aunque en principio un nivel de precios bajo es positivo para el consumo y el nivel de vida de las familias, un escenario de este tipo demasiado prolongado puede ser una señal de cierto agotamiento económico, como ya están advirtiendo algunas instituciones financieras tanto en Europa como en EEUU.

Aunque por ahora las cifras no son preocupantes, Euskadi va camino de encadenar el séptimo año con un nivel de inflación claramente inferior al 2% que recomienda el BCE. Habría que retroceder al trienio 2010-2012, todavía en plena crisis, para encontrar aumentos de los precios superiores al nivel que marca el banco regulador europeo. Y eso que el IPC resiste mejor que en el resto del Estado español, que dejó en julio un avance anual de solo el 0,5%.

En el último año sube sobre todo el coste del transporte y de los hoteles y restaurantes vascos. A continuación crecen alrededor del 1% el menaje, la ropa y calzado y los alimentos. En este último grupo destaca el fuerte encarecimiento en un año de las verduras y hortalizas, mientras que las frutas frescas suben especialmente en estos últimos meses, según los datos del INE referidos al conjunto del Estado. Las patatas y la carne son otros de los productos que se encarecen a pesar del contexto general de moderación de precios. En sentido contrario hay que destacar la caída del precio de la vivienda, casi un 2% en un año.

¿En qué medida sale beneficiado el consumidor? Depende del caso, pero se puede decir que, de mantenerse este nivel de inflación a cierre de año, habrá un saldo positivo de entre medio punto y un punto porcentual para pensionistas y trabajadores.

Los primeros han tenido este año una subida del 1,6% -salvo las pensiones mínimas, que crecen el 3%-, con lo que ganarían ocho décimas de poder de compra. En cuanto a los salarios, el INE estima un incremento del sueldo medio en Euskadi del 1,17% en un año -hasta 1.960 euros, según datos del primer trimestre-, casi cuatro décimas más que el IPC de julio. Hay una parte de trabajadores que no tienen revalorización, lo que se compensa con aquellos que están bajo un convenio actualizado. Para estos últimos, cerca de 300.000 asalariados vascos, la subida media ronda el 2% -la media entre los convenios firmados en Euskadi y los de ámbito estatal-, más de un punto por encima del IPC.