bilbao - La Industria 4.0 ha llegado para quedarse pero la realidad es que, mientras las grandes compañías ya están en ello porque tienen la gente y los medios económicos para hacerlo, las pymes son más reticentes; hasta el punto que la propia consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, ha afirmado estos días que “no podemos permitir una industria de dos velocidades en Euskadi”, dando por hecho de que existe el temor de que las pymes no se puedan subir a tiempo al carro de la cuarta revolución industrial.

Para entender los problemas de adaptarse al reto de la digitalización hay que explicar que la industria 4.0 mezcla técnicas avanzadas de producción y operaciones con diferentes tecnologías inteligentes que se integrarán en las organizaciones, las personas y los activos.

La Industria 4.0 está marcada por la aparición de nuevas tecnologías como la robótica, la analítica, la inteligencia artificial, las tecnologías cognitivas, la nanotecnología y el Internet de las cosas (IoT, en sus siglas en inglés). Las empresas deben identificar las tecnologías que mejor satisfacen sus necesidades para invertir en ellas. Si las empresas no comprenden los cambios y oportunidades que trae consigo la Industria 4.0, corren el riesgo de perder cuota de mercado.

Y aquí está uno de los problemas, las empresas, en especial las industriales, tienen que dar entrada en su seno a colaboradores del sector de las TICS y esta convivencia, de salida, no es fácil. “La industria tradicional tiene miedo a las tecnologías que no controlan”, señalan desde el sector informático vasco. En concreto, “valoran mucho la seguridad y la disponibilidad y no quieren correr más riesgos de los necesarios”, destaca Iker Sagasti, de Irontec.

El sector de las empresas de software “está preparado” para ayudar a la transformación de la industria y “en cambio el sector industrial todavía no está para entender todas las posibilidades que se le abren”, indica David Olmos, de Zykl.

Las empresas del sector digital insisten en que pueden ayudar a la industria pero son los industriales los que mejor conocen su negocio y no siempre tienen claro qué hacer con los datos para sacar más rendimiento. “Les preocupa mucho la seguridad informática”, coinciden en destacar las empresas de las TICS.

Para los líderes de las empresas industriales, acostumbrados a los datos y las comunicaciones lineales, el cambio que supone esta nueva revolución industrial -que propicia, entre otros aspectos, acceso en tiempo real a los datos y la inteligencia de negocio- les obliga a transformar la forma en que llevan a cabo sus negocios y eso no es sencillo, reconocen fuentes de sector empresarial.

“Todos tenemos claro que la digitalización de procesos es el futuro pero no todas las pymes pueden afrontar una inversión importante, máxime cuando el cambio tecnológico es tan rápido que no sabes cómo amortizar el gasto”, señalan empresarios vascos del sector del metal.

Un estudio del Instituto de Economía Digital de la escuela de negocios Esic (Icemd), muestra los problemas para avanzar en la transformación digital. Los empresarios señalan, según el informe, que el presupuesto, la indefinición de roles y la cultura tradicional de la organización que no es fácil de modificar, retrasan el cambio.

En concreto, el estudio de Esic indica que el 88% de los directivos señala que un presupuesto insuficiente es la principal barrera para avanzar en la transformación digital.

“Las empresas españolas están lejos de entender que la transformación digital es sobre todo una oportunidad de disrupción, quedándose en la superficie de las posibilidades que ofrece la convergencia de las tecnologías digitales para innovar”, afirma Joost van Nispen, del Icemd.

Desde el propio Gobierno vasco se confía en que sean las empresas tractoras las que arrastren a la transformación digital a las pymes que forman parte de su red de proveedores.

La digitalización y la tecnología son fundamentales para garantizar la viabilidad futura de una compañía. “Toda empresa que quiera ser competitiva en el futuro tendrá que ser una empresa tecnológica” afirma el presidente del grupo vasco de automoción Gestamp, Francisco Riberas.

Un elemento que retrasa la implantación de la Industria 4.0, -más allá del presupuestario y de la necesidad de admitir un cambio cultural en las propias empresas-, es la escasez de talento o de personal formado en las nuevas tecnologías, señalan en el sector vasco del metal.