BILBAO. La inminente contratación por parte de La Naval del buque que instala molinos eólicos en el mar ha generado sensaciones contrapuestas entre la plantilla del astillero sestaoarra. El comité celebra el primer contrato en más de dos año cuando ya sólo queda una draga en el graderío de la ría, pero no oculta ciertos recelos ante la posibilidad de que la factoría construya también en el futuro los propios aerogeneradores.
Es una idea que baraja desde hace tiempo la dirección y que cuenta con el apoyo del Gobierno vasco. La diversificación, positiva como concepto, despierta temores entre los trabajadores, porque en muchos casos la consideran un fracaso del negocio tradicional del astillero.
El propio Patxi López dejó entrever esa posibilidad durante su intervención en la conferencia del Foro Marítimo proclamando la entrada de La Naval en el negocio eólico. Fuentes del Departamento de Industria matizaron más tarde que el lehendakari se refería exclusivamente a la construcción de buques relacionados con esa actividad, como el jack up barge que coloca los molinos en el mar. Los trabajadores no dan la espalda al nuevo horizonte que se abre ante la posibilidad de construir los aerogeneradores, pero reclaman un plan industrial que asiente y avale el éxito de la apuesta.
Según explica, la fabricación de molinos requiere de una máquinas especiales de soldadura -no pueden reciclarse las que disponen en la actualidad- y exige grandes naves para proceder al montaje de unas piezas que alcanzan los sesenta metros, sólo cada pala del rotor mide más de veinte metros.
La duda que tendrá que despejar la compañía si decide dar el salto es si se podrá compatibilizar la construcción de buques con la de molinos de viento en las mismas instalaciones y también cuál será la inversión en la mejora de la fábrica a orillas de la Ría.
La prioridad de la empresa pasa ahora en cualquier caso por consolidar su relación con Baard, el instalador de parques eólicos que ha encargado el nuevo buque a La Naval. Y no hay mejor forma de hacerlo que botando como ha ocurrido siempre el barco más avanzado de cada momento.