La pensión de incapacidad permanente es un tipo de prestación económica que da la Seguridad Social. Su objetivo es simple: que una persona que ha sufrido un accidente o una enfermedad y que debido a ello no puede ejercer su trabajo pueda disfrutar antes de la jubilación. Si se quiere optar a esa pensión, hay que superar varios exámenes médicos llevados por un equipo que dictaminará si el solicitante está incapacitado en un grado igual o superior al 33% para su profesión habitual.
Requisitos para optar
Para poder saber qué pasos hay que seguir para pedir una, el abogado y creador de contenido ‘Un Tío Legal’ (@un_tio_legal_) ha publicado un vídeo en redes sociales donde repasa los requisitos necesarios para poder cobrarla.
Alta en la Seguridad Social
El primer requisito es estar dado de alta en la Seguridad Social. Esto incluye a quienes trabajan, quienes están en paro, quienes están de baja médica o quienes están inscritos como demandantes de empleo, entre otros tipos de situaciones.
Mínimos de cotización
El segundo paso es un periodo mínimo de cotización que exige la ley. Las personas menores de 31 años deben haber cotizado una tercera parte del tiempo transcurrido entre los 16 años y su edad actual. Si son más de 31 años, la ley pide al menos cinco años cotizados. Pero, si se trata de un accidente laboral, no hay una cotización mínima obligatoria.
Tipos de incapacidad y prestaciones
Hay cuatro casos habituales de incapacidad permanente, pero hay uno muy concreto: las lesiones permanentes no invalidantes. Aunque no se consideran una incapacidad, si que dan derecho a indemnización, gestionada por la mutua correspondiente. También existe la incapacidad permanente parcial, que se le otorga a un trabajador al cual se le reduce un 33% de su capacidad laboral. Eso sí, puede seguir cumpliendo su profesión principal, además de una indemnización equivalente a 24 meses del salario bruto o de su base de cotización.
¿Por qué solicitar una pensión de incapacidad permanente ?
Una de las razones más importantes para pedir una incapacidad permanente son enfermedades degenerativas que impidan poder hacer el trabajo de forma habitual. Algunas de ellas son la pérdida de memoria, la artrosis y otras que puedan afectar a la movilidad. Asimismo, hay lesiones graves, sobre todo como consecuencia de accidentes laborales o de tráfico, que pueden afectar al rendimiento en el trabajo. Por otro lado, hay trastornos psicológicos como la depresión que también pueden ser motivo de pedirla.
Por otro lado, tenemos enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardíaca, que pueden limitar la capacidad para trabajar. Es por eso que acudir a revisiones médicas es fundamental para hacer un seguimiento del problema.
En cualquier caso, es una buena alternativa para asegurarse unos ingresos estables o acceder a recursos sin tener que forzar la salud, sobre todo para personas de avanzada edad que continúan trabajando al no poder jubilarse en condiciones.