Convertirse en propietario de una casa es el sueño de muchos y, aunque es posible, desde luego no lo es para todos. La escasez de viviendas en el mercado hace que los precios estén por las nubes y solo los más adinerados pueden adquirirlas sin tener que pedir financiación.
La mayoría de los ciudadanos se ven obligados a solicitar una hipoteca y conseguirla no siempre es tarea fácil. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en julio se firmaron más de 45.000 hipotecas, un 25% más que en el mismo mes de 2024, pero, pese a esta tendencia al alza, lo cierto es que los bancos son cada vez más exigentes con los solicitantes.
Y es que, las entidades necesitan asegurarse de que quien pide un préstamo podrá devolverlo sin problemas. Por eso analizan distintos aspectos como la situación laboral, los ingresos o los movimientos bancarios del solicitante, y si detectan cualquier señal de riesgo, rechazan la operación.
Exigencias de los bancos
Entre los aspectos en los que se fijan los bancos a la hora de decidir si conceden o no una hipoteca a un cliente destacan:
Historial crediticio
Cualquier impago anterior, retraso en el pago de deudas o la presencia en ficheros de morosos pueden dar al traste con la concesión de una hipoteca. Los bancos consultan estos registros para saber si el solicitante ha sido buen pagador y si no lo es, la denegación es automática. Para no retrasar el proceso, se recomienda revisar y regularizar cualquier incidencia antes de iniciarlo.
Estabilidad laboral
Los trabajadores con contrato indefinido y antigüedad en la empresa parten con ventaja. Si son funcionarios o empleados del sector público, el acceso es incluso más sencillo. En cambio, quienes encadenan contratos temporales o acaban de incorporarse a un nuevo trabajo lo tendrán más difícil; en muchos casos, se exige una antigüedad mínima de seis meses y haber superado el periodo de prueba. Para los autónomos, el requisito es demostrar que han obtenido beneficios estables durante al menos los dos últimos años.
Ingresos suficientes
La cuota mensual de la hipoteca no debe superar el 30% o 35% de los ingresos netos del solicitante. Además del sueldo, se pueden considerar ingresos regulares los obtenidos por alquileres, pensiones o inversiones. Sin embargo, el cálculo del banco siempre será conservador y si considera que el esfuerzo económico es demasiado elevado, no concederá el préstamo.
Nivel de ahorro previo
La mayoría de las entidades solo financian hasta el 80% del valor de la vivienda, por lo que el comprador debe tener al menos un 20% ahorrado para pagar la entrada. Si a esto le sumamos otro 10% necesario para afrontar los gastos de compraventa e impuestos, entre otros, el dinero que se necesita tener ahorrado aumenta hasta el 30% del valor de la propiedad.
Justificar el origen de los fondos aportados
En plena lucha de Hacienda contra el fraude fiscal, los bancos solicitan documentación que demuestre que el dinero proviene de fuentes legales. Esto puede incluir extractos bancarios, justificantes de transferencias, herencias, donaciones o, incluso, declaraciones complementarias ante Hacienda. Si no puedes acreditar de dónde sale el dinero, la hipoteca será rechazada.
Análisis de los movimientos bancarios
Si el banco detecta gastos frecuentes relacionados con juegos de azar, apuestas online o transferencias a plataformas de riesgo, puede considerar que el solicitante no tiene un perfil financiero fiable, por lo que es muy probable que le deniegue el préstamo.
Ha quedado claro que pedir una hipoteca exige cumplir con unos requisitos financieros, laborales y personales, y que los bancos ya no solo comprueban que el solicitante tenga o no ingresos, sino también que su comportamiento económico sea intachable. En los tiempos que corren, conseguir una hipoteca se ha convertido en todo un reto.
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