LA Bandera de La Concha femenina no tiene ninguna representante vizcaina en esta edición. Deusto, Kaiku, Ondarroa e Isuntza no lograron la clasificación. A pesar de ello, todavía existe la posibilidad de que el gran premio de la temporada arraunlari sea ondeado por unas manos de Bizkaia. En 2013, Nagore Osoro, entonces en Zumaia, fue la patrona encargada de recoger la bandera, y en esta edición, Andrea Astudillo (Zierbena, 1999) tiene la posibilidad de recoger el testigo seis años después. La galipa es la encargada de llevar el timón de la Lugañene y su equipo está a solo seis segundos de Orio, la embarcación que partirá como favorita el domingo. Arraun Lagunak acostumbra a ser la mayor amenaza de las oriotarras y en la regata de su casa quieren dar el paso definitivo para arrebatar a las aguiluchas el deseado botín.

Astudillo no sabe lo que es quedarse fuera de la cita donostiarra. Son cuatro los años que lleva en la popa de la trainera de Arraun Lagunak y en las cuatro ha logrado hacerse un hueco en la bahía donostiarra. En una regata en la que “principalmente he disfrutado” ahora se ve con la posibilidad de lograr su primera victoria. “Orio nos saca casi siete segundos así que está difícil, pero no imposible. Esto es La Concha y aquí ya han pasado cosas que la mayoría de la gente diría que son imposibles”, relata la patrona vizcaina. Lo que está claro es que esta es la vez que más cerca está de cumplir un sueño que se inició al mismo tiempo que su bautismo arraunlari: “El primer año quedamos octavas y en este estamos a seis segundos de la bandera. En estos cuatro años ha habido mucho trabajo detrás y me veo tocándola con la punta de los dedos. Espero cogerla este domingo, y si no será pronto cuando la logremos”.

La patrona de la Lugañene dio sus primeras paladas en Zierbena. Fue en su localidad natal donde conoció el mundo del remo, pero una llamada de Arraun Lagunak le cambió la vida. Con 16 años comenzó con una rutina que hoy en día mantiene. “Durante el invierno entreno por mi cuenta y voy los fines de semana, luego en verano estoy en Donostia. Estar yendo y viniendo y entrenar sola es la parte dura. Pero lo hago porque quiero, me gusta y estoy a gusto”, cuenta. El periodo estival disminuye los kilómetros de carretera, pero para ello debe pagar el peaje de estar fuera de casa varios meses. “El primer año sí que fue un poco más duro. Echaba de menos estar en casa. Con el paso de los meses suelo tener más ganas de volver porque empiezan a pesar los entrenamientos y estoy más cansada, pero esto merece la pena por La Concha”, afirma.

contenta en donostia A pesar de la dureza de los desplazamientos, Astudillo está contenta en Donostia y ahora mismo no se plantea remar en una tripulación vizcaina. “Gipuzkoa es como mi segunda casa y de momento no tengo esa espinita por volver. Mientras pueda venir para aquí a remar, voy a seguir haciéndolo”, reconoce. Agradecimiento a un club como Arraun Lagunak que le dio la oportunidad de competir en la élite desde muy pronto y ahora tiene a solo seis segundos la opción de hacerse con la Bandera de La Concha.