ISUNTZA es un histórico dentro del remo. Es un club acostumbrado a tirar de la cantera y a ejercer de símbolo de un pueblo que vive con pasión este deporte. Pero en Lekeitio faltaba algo. La embarcación masculina estaba plenamente consagrada, aunque no se terminaba de crear un proyecto femenino que pudiera cerrar el círculo. La semilla brotó casi de casualidad. Con un reto de autosuperación lanzado por Nahia Aboitiz (Lekeitio, 1992) y otras dos amigas. Las tres lekeitiarras decidieron dar el paso definitivo e iniciar esta aventura. “Nadie daba un duro por nosotras”, recuerda la ahora patrona de Isuntza. Sin embargo, su compromiso se mantuvo y primero, uniéndose con Ondarroa, remaron con el bote de Lea Artibai para dar este año el salto definitivo al sacar al agua una trainera exclusiva de Isuntza.

El remo no era algo nuevo para Aboitiz, sino todo lo contrario. Traineras, palas, remadas, ciabogas? son temas del día a día en su casa. Su padre, Josu, fue durante muchos años entrenador de Isuntza y su hermano, Ekhi, rema actualmente en la trainera de Lekittarra en la Eusko Label Liga; por ello, no fue una sorpresa que Nahia se uniera a la tradición familiar. “Se lo tomaron como algo natural. Mi madre siempre nos dice que no hablamos de nada más. Está mi padre, mi hermano y ahora también ha empezado mi hermana pequeña”, cuenta. Aunque esa costumbre no es sinónimo de avasallamiento a consejos. “Me dejan a mi aire. Sí que me comentan algunas cosas, pero técnicamente a la hora de patronear no saben tanto”, explica. Al mismo tiempo sí que entiende que todavía tiene mucho que aprender: “Me lo tomo muy en serio y mi hermano y mi padre siempre me dicen que me lo tome con tranquilidad. Ellos llevan toda la vida”.

Esta es la tercera temporada de Aboitiz en la popa de una trainera y cada vez son más las tablas que tiene a la hora de patronear una embarcación. “Soy una persona supernerviosa y en la trainera me pasaba también. El año pasado contagiaba ese nerviosismo al equipo, me daba cuenta y eso me frustraba. Esta temporada estoy mucho más tranquila y creo que he avanzado en ese sentido. Tengo mis momentos, pero creo que lo estoy consiguiendo”, reconoce. No obstante, la adaptación del remero no se da exclusivamente en el agua. También debe cambiar su vida en tierra, adaptarse a las exigencias del deporte. “Al principio me costó bastante, porque el trabajo que tenía era bastante duro físicamente. Luego, todas mis amigas se iban de vacaciones y se me hacía complicado. Este año lo llevo mejor. Además, sabía lo que había, porque en casa lo había vivido siempre”, comenta.

Aboitiz está disfrutando de un curso que está yendo “mejor de lo que esperábamos”. En esta primera temporada de trainera, Isuntza va progresando y pelea en la segunda tanda de la Liga ETE. “En enero no sabíamos si seríamos suficientes para sacar la trainera y ahora poco a poco vamos consiguiendo los objetivos y poniéndonos metas más ambiciosas”, afirma la patrona. El siguiente reto es mantener el nivel en el mar y seguir progresando dentro de esta aventura que comenzó como una locura y ya está plenamente asentada en la Liga ETE.