Beñat Rezusta se reencuentra con Iker Irribarria en el Campeonato de Parejas. Ganaron la txapela de 2017, pero en 2020, en cambio, no tuvieron suerte y quedaron eliminados en la primera ronda. Han empezado coleccionando un triunfo claro y una derrota apretada. Es el momento de empastar.

Juega con Irribarria, con quien ya compartió gerriko en 2017, edición que ganaron, y 2020. Vencieron el primer encuentro ante Altuna III-Martija (11-22) y perdieron en la segunda jornada ante los campeones en curso y principales favoritos al título, Elezkano II-Zabaleta (22-16). ¿Cómo observa el inicio de la competición?

—Ha sido un comienzo bastante bueno. En la primera jornada conseguimos hacer un partido completo ante Jokin y Julen en Barcelona. Ante Danel y José Javier, en cambio, aguantamos durante la mitad de partido, aunque se nos fueron después bastante rápido. En muchos tantos jugamos muy bien. Acumulamos algunos fallos, pero es una combinación que obliga mucho, a la que tienes que hacer todo perfecto. Cuando les tocó defender, además, hicieron las cosas muy bien. Por ahora, Iker y yo estamos bien. A pesar de todo, nos quedan cosas por mejorar y ese es el camino a seguir.

En su caso personal ha vivido en el Campeonato de Parejas las dos caras del éxito. De 2016 a 2019 llegó a cuatro finales consecutivas con tres delanteros distintos y ganó dos txapelas. Son momentos en los que todo parece vino y rosas. En las últimas dos campañas, por contra, junto a Irribarria y Olaizola II, estando cedido por Aspe a Baiko Pilota, y no logró igualar esos resultados.

—Cuando he estado en esas finales siempre he sido consciente de lo difícil que es llegar hasta ahí. La gente quizás se malacostumbró a eso. Siempre me he tomado esos partidos y las txapelas como premios al trabajo diario. Al final, lo normal no es eso. Menos aún durante cuatro temporadas consecutivas. Entran en juego muchos factores: estar bien de físico, que no te duelan las manos, en el momento justo estar bien de juego... No siempre salen las cosas. Los últimos años, pese a no llegar tan arriba, también he vivido cosas buenas. Me quedo con eso. Uno siempre quiere estar en la final, pero lo tomo con naturalidad. Este año también quiero estar ahí, pero no le doy vueltas. Voy partido a partido, esto es largo y queda mucho por delante. El comienzo ha sido bueno y queremos seguir sumando.

Habla de la naturalidad con los éxitos y las decepciones. Destacó desde muy joven -la primera final en Primera fue con 23 años-.

—Quizás las primeras finales y las primeras txapelas me llegaron sin esperármelo. Después, lo que no es normal son las finales seguidas. Siempre quieres estar bien y, aunque hablamos mucho del Parejas, hay actividad todo el año: verano, mano a mano, partidos de festival... Me ha ayudado no tener lesiones, ya que no he tenido que suspender muchos partidos. No siempre estás con el mismo juego, pero estoy tranquilo conmigo mismo por el trabajo diario que llevo a cabo. Eso es importante para mí.

Siempre se ha considerado a sí mismo un currante.

—Fíjese, para estar tranquilo y para estar contento tengo que llevar a cabo mis entrenamientos semanales a rajatabla. Si estoy unos días sin entrenar, me falta algo. Supongo que a los demás también les pasa lo mismo. En mi caso personal, doy mucha importancia al trabajo semanal. Si en los ensayos tengo malas sensaciones, voy con dudas al partido. Al revés me sucede lo mismo: si lo hago bien, voy más confiado. Pueden salir las cosas bien o mal, pero hay que estar a gusto con lo que estás haciendo.

Con Irribarria también ha vivido vaivenes: un Parejas casi inmaculado en 2017, en el que ganaron la txapela y solo perdieron dos encuentros en todo el campeonato; y las dudas de 2020, en el que no entraron en semifinales. ¿Conciben este Parejas como una forma de dar la vuelta a esa última actuación?

—Por supuesto, queremos hacer las cosas mejor que hace dos temporadas. A veces empiezas bien los primeros partidos y parece que vas en volandas. Sin embargo, en otras ocasiones, sucede lo contrario: entran las dudas, vienen las molestias, no le das la vuelta y los contrarios te ganan si no estás a tope. No le damos vueltas al Parejas que hicimos en 2020. Estamos bien, estamos con ganas e ilusión. Esperamos sumar como pareja y ayudarnos el uno al otro.

Iker Irribarria se ha pasado casi seis meses de la presente campaña en blanco por una operación en la rótula derecha. Está en pleno proceso de recuperación tanto de ritmo como de juego; sin embargo, se le ve con el golpe fresco, ilusión y galones.

—A veces me comenta que se encuentra con alguna duda, pero lo cierto es que no tiene dolores. Por esa parte está tranquilo. Le veo con ilusión, con ganas; además, tiene chispa y está fresco. Es importante para mí que me ayude, que entre y le imprima velocidad a la pelota. Después, cuando toca defender, me toca ayudarle a él. Esto es un Campeonato de Parejas y tenemos que ayudarnos. Salgan las cosas bien o mal, es importante para mí verle con esa actitud, que es la que me gusta: jugar agresivo, con chispa. Sea como sea el futuro, ese es el camino a seguir.

Juegan el próximo miércoles en Bergara contra Joseba Ezkurdia y Xabier Tolosa, que han caído derrotados en sus dos compromisos. ¿Qué esperan?

—Forman una pareja compensada. Ezkurdia es un pelotari contrastado que ayudará mucho a Tolosa, lleva mucho tiempo haciendo las cosas bien. Es una pareja que no suele cometer muchos fallos, pero tenemos que centrarnos en lo nuestro. Debemos poner el ritmo y sacar de sitio a Xabier, que esté incómodo, que se mueva; Iker, después, en cuanto tenga oportunidad, terminar. Con Joseba no nos podemos enredar.

"Los últimos campeonatos, pese a no llegar tan arriba, también he vivido cosas buenas y me quedo con eso"

"Salgan las cosas bien o mal, es importante para mí ver a Iker con esa actitud: agresivo, con chispa"

"Quizás las primeras finales me llegaron sin esperármelo, pero lo que no es normal es llegar a cuatro seguidas"