A estas alturas de 2019, Iker Irribarria (Arama, 1996) estaba inmerso en el Campeonato Manomanista, que acabó ganado a Mikel Urrutikoetxea en el frontón Bizkaia de Bilbao en una final estupenda (20-22). Doce meses después, debido a la pandemia del coronavirus covid-19, se encuentra en una situación diametralmente opuesta: todo el deporte profesional está en barbecho y no se sabe cuándo comenzará la actividad pelotazale ni mucho menos en qué condiciones. Con todo, el zurdo pudo retomar la semana pasada sus entrenamientos en frontón al iniciarse la desescalada. Se ejercitó en las instalaciones de Arama, que están a tiro de piedra de su casa, para regresar con paciencia a una relativa normalidad.

El 13 de marzo las instituciones declararon el estado de alarma por el coronavirus covid-19 y hasta la pasada semana, cuando comenzó la desescalada, ha tenido que estar confinado en casa. ¿Cómo lo ha llevado?

-Es complicado. Venía de un golpe fuerte, como fue el del Parejas, y hablé con los intendentes de la empresa Aspe y me dieron ánimos y psicológicamente le di la vuelta, pero te vuelves otra vez al agujero. Al fin y al cabo, todo el mundo está en una situación similar. Cuanto mejor lo lleves, mejor para todos.

En su caso comentaba que vivió unos momentos difíciles.

-Sí. A decir verdad, la primera semana me cambió bastante la vida. Estoy acostumbrado de ir de un lado hacia otro y a moverme mucho, pero a partir del 13 de marzo no tuve esa oportunidad. Cuando cogí el ritmo al confinamiento, fue mejor todo. Hablé con el preparador físico y he llevado a rajatabla todos los entrenamientos. En ese sentido, cuando le coges el truquillo, van las cosas bien. Después, en el resto de horas libres del día, he tratado de leer un poco o ver alguna serie. En definitiva, hacer cosas que normalmente no tenemos la oportunidad de hacer.

El tema del espacio para trabajar y el material, sin duda, es fundamental a la hora de realizar los entrenamientos físicos. ¿Cómo ha lidiado con esas cuestiones?

-No solemos usar demasiado material. El preparador me ha puesto ejercicios que podía hacer sin mucho problema. En cuanto al espacio, tenemos un pequeño jardín en casa e, incluso, disponíamos de la opción de sacar los coches para utilizar el garaje. El problema ha sido no poder salir a trotar durante cuarenta minutos o hacer un buen paseo de montaña. Por suerte, tengo una bicicleta estática en casa y le he dado a tope.

¿Suele hacer varias sesiones al día?

-Varía según lo que me pide el entrenador. Hay días en los que he doblado sesiones y otros en los que he realizado únicamente un entrenamiento largo. Hemos incidido en el trabajo del core y en ejercicios de prevención para después, cuando volvamos a la normalidad, no lesionarme.

Con respecto a las manos, le ha tocado pelotear en el garaje, ¿no?

-Sí. No he tenido problemas en cuanto a eso. Sobre todo, se realiza un trabajo para prevenir lo que viene ahora con la vuelta al frontón. Tengo claro que no es lo mismo que un entrenamiento normal y hay que continuar en esta línea. Ahora tengo la oportunidad de ir al frontón de Arama y hay que ser conscientes de que todavía no estoy al cien por cien a pesar de haber hecho manos estos dos meses.

Lleva desde la semana pasada entrenando en el frontón del pueblo. ¿Cómo se siente?

-La sensaciones son bastante justas. Los primeros días hice un ensayo de media hora con los tacos del cuatro al cuatro y algunos golpeos de aire. Siendo realistas, poco más se puede hacer. No hay una cosa más aburrida que estar solo en el frontón. No es como una canasta, en la que puedes echar tiros. Es duro. Además, tampoco tenemos pelotas similares a las que jugamos y la velocidad no es la misma. Lo importante para mí es cogerle otra vez las medidas al frontón y, así, cuando volvamos otra vez, no sea tan dura la vuelta.

Prosiga.

-También es importante no lesionar las manos. Sí que habrá un cambio importante en nuestra preparación, pero tendremos que estar listos todos los pelotaris para dar ese cambio: cada dos días ir al frontón, pelotear del cuatro al cuatro, después del cinco al cinco y dar algún pelotazo bueno… No tiene que ser algo brusco.

¿En qué ha aprovechado para invertir el tiempo en el confinamiento?

-Hemos empezado a ver la serie Vikingos y vemos unos capítulos todas las noches. Además, en casa hay mucha afición por las cartas, así que jugamos mucho. Aparte de eso, estoy leyendo un poco y estudiando un poco de inglés, que hace falta.

Con respecto a la pelota a mano profesional, actualmente se vive en un escenario de incertidumbre, dado que nadie sabe cómo se va a desarrollar lo que queda de campaña. Apenas quedan tres jornadas para terminar el Parejas y la celebración del Manomanista, modalidad de la que es el campeón en curso, es una incógnita. ¿Cómo cree que se desarrollarán los acontecimientos?

-Los pelotaris no tenemos constancia de nada de lo que puede pasar de aquí en adelante. Estamos deambulando. No sabemos si la empresa está realizando gestiones para volver, ya que no tenemos ninguna notificación. Como es lo más normal, al quedar solo tres jornadas, lo ideal es que se termine el Parejas, porque se lo han merecido. Personalmente, después me gustaría jugar el mano a mano, aunque viendo que no vamos a tener muchos festivales en verano va a ser complicado. No sé por dónde van a ir las empresas, pero todo depende de lo que decidan las instituciones ante la crisis sanitaria.

¿Cómo valoraría la opción de jugar a puerta cerrada?

-Igual no es lo más natural ni lo más apropiado, porque siempre es mejor jugar con público. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nosotros también estamos sufriendo económicamente y somos deportistas y queremos estar en el frontón. Aparte de eso, que la gente pueda ver pelota en directo en Euskal Telebista, también sería bonito para la gente. Que haya competición sería bueno. Está muy bien ver partidos de hace años, pero en directo es otra cosa. Que todo empiece cuanto antes sería bueno para todos los estamentos que forman la pelota profesional: pelotaris, empresas, medios... Si se puede retomar con público, muchísimo mejor; si no hay otra opción, no lo veo mal.

De cualquier modo, habría que amoldarse. Eso sí, estar en un frontón vacío se hará raro.

-Si es lo que hay, nos acostumbraremos. Todos preferimos jugar con el frontón lleno, pero tampoco se trataría de una cosa que durará demasiado en tiempo. Estamos hablando que podría ser una solución de unos pocos meses. Yo al menos no lo veo tan mal.

Su promotora, Aspe, está sometida a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). ¿Cómo lo valora como agente implicado?

-Lo veo lógico. Las empresas no tienen ingresos y no hay público. Veremos por dónde van las cosas. Lo importante sería ver cómo reacciona ahora la empresa. Si nos dan acreditación para entrenar, si ponen partidos o si hablan con las instituciones y la televisión, será importante para todos los manistas. Con todo, esta situación nos perjudica a todos y los pelotaris lo que hemos intentado es que a los de Segunda no les corran los partidos y, así, pierdan lo menos posible.

En este sentido se deduce que la plantilla de Aspe está unida.

-Sin duda. Nos dimos cuenta de que teníamos que reunirnos, que era una situación incómoda para todos y que había que hacer las cosas bien. Hablamos entre todos y decidimos hacer una serie de cosas, que hemos conseguido sin ningún problema.

“El problema este tiempo ha sido no poder salir a trotar durante cuarenta minutos al día o hacer un buen paseo de montaña”

“Si se puede retomar la actividad con público en los frontones, muchísimo mejor; si no hay otra opción, no lo veo mal”

“Esta situación perjudica a todos y los manistas de Aspe hemos intentado que a los de Segunda no les corran los partidos”