BENGOETXEA VI 8URRUTIKOETXEA 22

Duración: 47:39 minutos de juego; 9:19 de tiempo real.

Saques: 1 de Bengoetxea VI (tanto 6).

Faltas de saque: Ninguna.

Pelotazos: 225 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 5 de Bengoetxea VI y 14 de Urrutikoetxea.

Errores: 8 de Bengoetxea VI y 2 de Urrutikoetxea.

Marcador: 0-1, 0-3, 1-3, 1-5, 2-5, 2-6, 4-6, 4-10, 6-10, 6-17, 7-17, 7-19, 8-19 y 8-22.

Apuestas: Se cantaron posturas de salida de 100 a 70 a favor de Urrutikoetxea.

Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del Campeonato Manomanista de la LEP.M disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao. 1.000 espectadores. En el primer partido, Agirre-Imaz ganaron a Alberdi-Mariezkurrena II (22-12).

Bilbao - Mikel Urrutikoetxea, piernas de jilguero y brazos eléctricos, reverdeció ayer viejos laureles. Quizás por la carga de la eliminatoria, en la que entraban en juego la justa injusticia del Manomanista, la del todo o nada en una sola carta; el siempre temido Oinatz Bengoetxea, al que jamás había vencido en la especialidad, y el recuerdo de 2018, año en el que, renqueante de la infección vírica que le tuvo fuera de servicio todo el verano, claudicó ante Jokin Altuna después de comenzar con un dominio apabullante, lo necesitaba. De hecho, todos esos condicionantes dieron más autoridad al triunfo del zaratamoztarra sobre el de Leitza, dos veces campeón de la disciplina, pero que no se encontró en el Bizkaia de Bilbao. Su adversario no le dejó.

Expusieron dos caras. Urrutikoetxea habitó en la raíz y todo le salió de cara. El reflejo del espejo le dictó que tenía que templar a su adversario, peligrosísimo con los efectos a media y corta distancia, castigarle y terminar el tanto. Identidad de manomanista. Ideas claras. Buen trabajo. ¡Eureka! Bengoetxea VI, por su parte, no fue capaz de lanzar una sonrisa con el viento en contra. Habitando un paraje en el que la pegada es importante, pero no lo es todo, no encontró ni decoración ni los pies de Urrutikoetxea, medicina que tan buen resultado le dio en capítulos anteriores. No fue él mismo. Y lo pagó.

Ocurre que, ante un buen duelista, el de Zaratamo anunció su candidatura a la txapela con un partido autoritario. Disputará la semifinal del Manomanista ante Joseba Ezkurdia después de aplicar el rodillo con las dos manos y dar muestras de que posee la virtud del movimiento. Alegre, como una hoja al viento, bailó sobre el negro pellejo del Bizkaia, sin fisuras, sin boquetes: rápido, fluido, seguro, inteligente. Magnífico. Sobre todo, si la sexta marcha de Bengoetxea VI se encasquilla.

Para abrir boca, una dejada a la chapa de Oinatz anunció la incomodidad del leitzarra en la propuesta. Sólido Urruti, el brillo en los primeros instantes, en los que hubo intercambio, le fue granjeando diferencias. Sobre todo, el vizcaino demostró entereza en el tercer cartón, un tanto de 29 pelotazos a velocidad de vértigo, en el que mandó, abrió con una dejada en la punta y mordió en el rincón. A raíz de ese momento, Mikel elaboró y terminó. Oinatz, inerme, se vio como un junco en medio del huracán y coleccionó otra chapa de mala fortuna (2-6). Aun así, dos dejadas del navarro compensaron el luminoso. La segunda, desde el cuatro y medio a la punta, fue de youtube.

Sin embargo, Urrutikoetxea no perdió su mirada recta. El ordenador estaba en marcha. Siguió a lo suyo: acorralar a Oinatz en el páramo que se extiende más allá del seis. Yermo ahí, sin un sotamano rompedor ni la oportunidad de envolver a Mikel, a Bengoetxea VI se le fue empinando el encuentro. Tanto que, tras encajar dos ganchos y un dos paredes con efecto estupendo pero corregir la tendencia con dos tantos (6-10), un parcial de 2-12 le ahogó.

El vizcaino recetó la tortura con la frialdad de los galones, sencillo, sin estridencias, con el viento en la nuca. Serio. Obligó al colorado a disfrazarse de algo que no va en su ADN, caracterizado por el juego de dibujos animados. La fábrica de Urrutikoetxea no hace rehenes. Leyó el partido con la derecha, corrigió con el sotamano y puso cemento con el vaivén de las piernas y una zurda elegante. Certero. Cuestión de identidad.