Las calles de la capital vizcaina vivieron una imagen añorada y que parecía casi olvidada en los últimos tiempos. Ocho mil personas corrieron por el asfalto bilbaino en el regreso del EDP Bilbao Night Marathon y pudieron ser más, pero la limitación de dorsales impuesta por la situación sanitaria hizo que muchos corredores no pudieran participar. Fue una de las situaciones a las que se tuvo que amoldar la organización. Esta fue la edición de adaptarse o desaparecer. Preparar un escenario acorde con los muchos condicionantes que tuvo que enfrentarse. A pesar de todo ello, el objetivo fue cumplido con creces y Bilbao volvió a vivir un evento de grandes dimensiones en sus calles. Toda una fiesta del running en la que miles de personas disfrutaron de una actividad que hacía poco tiempo era imposible.El objetivo fue cumplido en el aspecto de la participación y también en el deportivo gracias a las atletas de la categoría femenina. La ugandesa Zena Chebet, en medio maratón, y la keniata Ednah Mukhwana, en maratón, batieron las mejores marcas del EDP Bilbao Night Marathon. También estuvo cerca de lograrlo en los diez kilómetros Diego Pérez, que se quedó a cinco segundos. Juani Alcalde, en la carrera de los diez kilómetros femeninos; Elvis Chebor, en medio maratón masculino, y Habtamu Girma, en maratón masculino, fueron los otros ganadores de una jornada disputada a gran velocidad.

La luz de la luna y los fuegos artificiales, dos imágenes icónicas de esta prueba, no fueron protagonistas en esta edición. El partido del Athletic hizo que el EDP Bilbao Night Marathon tuviera que comenzar una hora antes. Esa característica propia de esta prueba, una parte de su esencia, no pudo darse en esta ocasión. Eso no evitó que se creara también un ambiente diferente al de muchas otras carreras que se reparten por el mundo. Esta vez fue la luz tenue del atardecer la que acompañó a los primeros corredores de la carrera pirata y del medio maratón, mientras los últimos clasificados de estas carreras y los maratonianos fueron viendo como el sol desaparecía del todo, las farolas se alumbraban y la noche se les echaba encima en plena carrera. Una lucha contra el sol y otro aliciente más para un EDP Bilbao Night Marathon más diurno que nunca.

Faltó la luna durante mucho tiempo, pero nunca la seguridad. Uno de los objetivos claros del EDP Bilbao Night Marathon era crear una carrera adaptada a la situación sanitaria y que los corredores se sintieran lo más seguros posibles mientras volvían a disfrutar de un evento de estas características. La salida en la explanada de San Mamés se organizó en oleadas para evitar menos aglomeraciones aún y las personas de la organización se multiplicaron tanto en cantidad como en esfuerzos para aumentar la fluidez de la prueba.

Pero las limitaciones y los cambios de horario no marcaron el EDP Bilbao Night Marathon. Fue el regreso de la carrera y también del espectáculo. Esa combinación propia de este evento. El público, algo más lejos que otros años, estuvo presente en las aceras bilbainas para dar un aliento extra a los corredores. No importó que fueran los más rápidos del día o que sufrieran en la cola por terminar la distancia de maratón, no faltó apoyo para nadie. La gente tenía ganas de correr y también de presenciar una carrera de estas características. En crear este ambiente festivo el propio EDP Bilbao Night Marathon tuvo mucha culpa. La música no paró de sonar en la línea de meta situada en el Guggenheim y durante el recorrido cuatro bandas amenizaron el esfuerzo de los corredores. Una ayuda extra que llegó desde fuera y que permitió que muchos participantes arañaran unos segundos a su tiempo y disfrutaran de un evento en el que el deporte y el espectáculo volvieron a crear, dos años después, un escenario diferente y muy esperado.