La derrota está más que asumida en el deporte, es algo que pasa más veces que su contraria, la victoria. Pero lo que le ocurrió a Jon Rahm el sábado en Muirfield Village, que un factor ajeno le arrebate un triunfo que era casi suyo tras un extraordinario comportamiento en el campo en la tercera jornada de The Memorial, es muy difícil de digerir. Como tampoco lo debe ser que algo que debería ser privado se ventile a la vista de todo el mundo, sin esperar siquiera a buscar un espacio más discreto. El golfista de Barrika se derrumbó y cayó en lágrimas cuando le comunicaron que había dado positivo por covid porque es la segunda vez que le pasa y de camino a la casa club y consolado por Collin Morikawa, le persiguieron las cámaras hasta que su caddie Adam Hayes se interpuso. La decisión de que Rahm abandonara el torneo puede estar cargada de razones atendiendo a la normativa dictada por el PGA Tour y el consejo de vigilancia de la pandemia de Estados Unidos, pero las formas no fueron las más adecuadas, según han denunciado jugadores en activo y seguidores del golf.

Como es normal, este episodio ha generado una catarata de reacciones de todo tipo. En primer lugar, está la del propio Jon Rahm que en un comunicado unas horas después de perder la oportunidad de repetir victoria en The Memorial dio las gracias porque "mi familia y yo estamos todos bien". "Estoy muy disgustado por tener que retirarme del Memorial. Esta es una de las cosas que pasan en la vida, uno de esos momentos donde responder a los reveses nos define como personas. Tomaré todas las medidas posibles para permanecer seguro y sano y espero regresar a los campos lo más pronto posible", añadió el de Barrika, que desde ese momento quedó confinado durante diez días en la misma población de Dublin (Ohio) donde se ubica Muirfield Village.Había que certificar la victoria, pero seis golpes de ventaja se antojaban un botín importante para la jornada final. Así, Rahm ha perdido los casi 1,7 millones de dólares para el ganador, muchos puntos para la FedEx Cup, en la que pierde tres puestos por su retirada cuando podía haber alcanzado los primeros puestos, y el ranking mundial, ya que el triunfo le permitía recortar mucha distancia con Dustin Johnson. Al fondo, también está el recurrente asunto de las apuestas ya que mucha gente se había jugado dinero a favor del vizcaino y, por eso, se ha sugerido que Rahm podía haber jugado solo la última jornada y que es asintomático y el golf permite mantener las distancias. De hecho, resulta algo contradictorio que el PGA Tour sea estricto con los jugadores, pero a la vez haya ya permitido la entrada de púbico a los campos e, incluso, programe citas de Pro-Am, como ha ocurrido en el torneo de Jack Nicklaus.

Curiosamente, los dos compañeros de Rahm en el partido estelar del sábado, Patrick Cantlay y Scottie Scheffler, han pasado ya el covid y ambos se mostraron sorprendidos y consternados por los acontecimientos que vivieron muy cerca. La desgracia es más incomprensible ya que el jugador de Barrika se vacunó el pasado martes, un día después de conocer que era contacto estrecho de un positivo. Pero el suero no hizo efecto a tiempo y los protocolos arruinaron una de las mejores actuaciones de su carrera. Además, el circuito reconoce que el 50% de los jugadores no está aún vacunado por lo que el componente de azar sigue estando presente después de un año de golf compartiendo tiempo con la pandemia. Porque nunca hasta ahora se había tenido que tomar la determinación de descalificar a un líder. "Quien gane será un poco superficial, habrá una sensación de vacío", admitió Nicklaus.

Ahora le esperan a Jon Rahm esos diez días de cuarentena, a menos que presente dos pruebas negativas con 24 horas de separación entre una y otra. Si no es así, finalizará el aislamiento dos días antes de que empiece el US Open en el campo californiano de Torrey Pines, uno de sus campos fetiche, con la exigencia de tener que cruzar el país en un solo día. Al menos, el campo lo conoce de sobra, aunque no es la mejor situación para afrontar un major, más aún para una persona que estará pendiente de su mujer y su hijo recién nacido en esta obligada cuarentena. Pero si algo ha demostrado Rahm desde que es profesional es su gran capacidad de reacción.