Cuenta atrás ansiosa. Como un niño en la noche de Olentzero que va pronto a la cama para tener antes los regalos en sus manos, anoche la expedición de Juanito Oiarzabal se acostó a las 21.00 horas en el Hotel Thamel de Katmandú. Junto al director de Al filo de lo imposible, Sebastián Álvaro, y otras 24 personas ansiaban soñando poner fin a su pesadilla de salir de un Nepal en el que en estos días "muere una persona por covid-19 cada diez minutos", comunicaba la expedición a este periódico la pasada noche.

El grupo, con cuatro vascos en su seno, será repatriado por el Gobierno español en un avión de Iberia que aterrizó el miércoles en la capital nepalí y que ha portado 5,5 toneladas de ayuda humanitaria con cargamento de suministros médicos, respiradores y equipamiento médico y sanitario que permita a las autoridades nepalíes acuciadas por una segunda ola de covid-19 en su variante india atender a su ciudadanía.

Pero no todo son alegrías tras días de desesperación en los que Oiarzabal solicitó que se les socorriera preocupado por la virulencia del coronavirus. Un integrante de esta expedición no podrá viajar porque está ingresado diagnosticado de neumonía en un hospital. Es un ciudadano natural de Madrid y afincado en Sevilla llamado Guillermo. A todo el resto de los miembros de este grupo se les hizo un PCR el pasado miércoles con resultado negativo que les permite viajar en vuelo directo hasta Madrid.

La espera de una semana más de lo previsto ha sido menos angustiosa gracias al buen trabajo de un hombre conocido en Euskadi como es Pasang Sherpa (Lukla, 1990), antiguo concursante de la séptima edición del programa televisivo El conquistador del fin del mundo de ETB que años atrás vivió en la casa del alpinista navarro Koldo Aldaz. "Tenemos todo preparado para mañana -por hoy-. A las cinco de la mañana tendré una furgoneta esperando para trasladarles al aeropuerto, trayecto de un cuarto de hora de duración", narra el sherpa a DEIA por vía telefónica mientras el resto ya duerme. "Algunos del grupo han venido vacunados y también, aparte de montañeros, hay periodistas aquí", agrega este eficaz director de la empresa Dream Carrier Treks and Expedition. El avión tiene prevista su salida a las 8.30 horas del Tribhuva de Katmandú, único aeropuerto internacional del país asiático, situado a 1.330 metros de altura, y tiene previsto tomar pista en Madrid a las 16.30, hora local.

Junto a Oiarzabal, retornan los vascos María Arantzazu de Diego, de Bilbao, y los gasteiztarras Jesús María Pérez y Sergio Bravo. Juanito, por su parte, viajó a Nepal poco tiempo después de haber sufrido durante tres semanas y superado el covid el pasado febrero. "No ha hablado nada de ello. Nada", matiza. El alpinista gasteiztarra es el sexto del mundo en ascender las catorce montañas de más de 8.000 metros que hay en el planeta, siendo el tercero en la historia en hacerlo sin ayuda de oxígeno adicional.

Nepal decretó el 3 de mayo la suspensión de todos los vuelos estatales e internacionales hasta el 14 de mayo para evitar una mayor propagación de la pandemia, que registra, según explican, "cifras récord de contagios y muertes" en el país del Himalaya.

Desde que Nepal volvió a abrir el Everest (8.848 metros) ha expedido un número récord de 408 permisos de escalada. Entre el 11 y el 13 de mayo, más de 150 personas han alcanzado la cumbre del considerado pico más alto del mundo. No obstante, han viajado en el peor momento tras la irrupción de la segunda ola por la cepa india. Otras expediciones como la del lemoarra residente en Azpeitia Alex Txikon junto al periodista Iñaki Makazaga y el fotógrafo Sendoa Elejalde también regresaron días atrás después de poner fin el martes 11 del mes en curso a su intento de hollar el Everest sin oxígeno.

La expedición de Oiarzabal regresa habiendo completado los collados del Renzo Pass y Cho La Pass, así como Kapatta. "De los diecisiete días previstos de caminata han hecho solo trece", pormenoriza Pasang y lamenta no poder haber llegado al Island Peak, de 6.189 metros. "La altura máxima que hemos logrado con ellos estos días han sido 5.500 metros", agrega el sherpa.

Este joven natural de un valle nepalí del Everest, vivió casi una década en Nafarroa en el hogar de Koldo Aldaz. Hoy, es una de las personas que más luchan en Lukla, municipio en el que nació por lograr medidas que palíen la ausencia de turismo desde el marzo de 2020 causada por el covid-19.