El vacío de poder dejado por Marc Márquez y la mejoría de las marcas de la clase media y de las máquinas de los equipos satélite ha creado una época de rebajas en MotoGP. La categoría reina ha conocido en las seis primeras carreras de la temporada a cuatro nuevos ganadores -ayer fue el turno del estreno de Franco Morbidelli-, lo que no sucedía desde 1949, cuando el Campeonato del Mundo echó a rodar, cuando todos eran novatos. En seis pruebas se han visto a cinco ganadores diferentes -solo ha repetido Fabio Quartararo, que ganó las dos primeras citas-, hasta doce pilotos distintos se han subido al podio -ayer entró en esta terna un tremendo Peco Bagnaia con su primer podio en MotoGP- y cuatro motos filiales han cosechado triunfos. Una revolución. Un galimatías para los predictores. Un espectáculo, con perdón de Marc Márquez.

Las Yamaha coparon las cuatro primeras posiciones de la parrilla de salida del Gran Premio de San Marino, sexta estación del calendario. La única moto de la fábrica japonesa que no contaba con dispositivo de ayuda para la salida se alojó en cabeza desde la primera vuelta, en la misma en la que Valentino Rossi llegó a asomarse al liderato para reverdecer tiempos pretéritos, rejuvenecido en Misano, donde hubo público, 10.000 almas. No obstante, Morbidelli, con a priori el peor caballo de Yamaha, galopó abriendo camino de inicio a fin. “Mi punto fuerte será el paso por curva”, advirtió el italiano. Pero se suponía que sus compañeros de marca gozarían de la misma ventaja que reporta la marca de los diapasones, la dulzura en los ángulos. Añadió Morbidelli: “Tengo ritmo pero tengo que rodar sin pilotos delante para cogerlo”. Entonces se encaramó al liderato y desde allí fabricó la conquista. Aunque Rossi dio motivo para especular.

Morbidelli tuvo que sostener a raya a Rossi durante los primeros giros. Al veterano se le intuía más ritmo. Pero se conocen. Morbidelli suele ser compañero de Rossi en el rancho de Valentino, donde juntos han ganado en varias ocasiones la carrera de los 100 kilómetros que organiza Il Dottore, el padrino de Italia. Pero cumplido un tercio de la carrera en Misano, Morbidelli se despidió de su amigo. Arrivederci. Los discípulos se suben a las barbas.

Entonces Rossi inició su empresa de proteger el que podía ser su podio número 200 en la máxima categoría. El casco del veterano de 41 años homenajeaba la visita a San Marino, el circuito más próximo a su Tavullia natal, con dibujos de pastillas azules, esas que potencian las energías, que dan vigor en la búsqueda del placer. Era su receta. Automedicación. Y se mantuvo en puesto de podio hasta la vuelta final. A siete giros de la conclusión cedió el segundo puesto al pizpireto Bagnaia, otro que frecuenta el rancho de Vale; en el último giro perdió el tercer puesto ante la osadía de Joan Mir. Rossi acabó cuarto y no perdió la sonrisa. Juntaba los dedos, queriendo decir: “Por muy poco”. La muchachada llega pisando fuerte.

Yamaha salvó los muebles con Morbidelli, porque el poleman, Maverick Viñales, y el líder del Mundial, Fabio Quartararo, la liaron. Antes de desvanecerse, Jack Miller rodó en tercer lugar como un islote entre las Yamaha, porque si delante viajaban Morbidelli y Rossi, en su rebufo estaban Viñales y Quartararo. Este último se desembarazó de un lento Viñales en la séptima vuelta. Un instante después el francés se fue al suelo y perdió su jerarquía en el campeonato. Regresó a la pista y sufrió una nueva caída. El Diablo está desangelado. Viñales repitió uno de sus ya rutinarios papeles: tendencia de más a menos. Acabó sexto, por delante de un discreto Andrea Dovizioso, pero que es nuevo líder del campeonato, con 6 puntos de ventaja sobre Quartararo.

Bagnaia se desvirgó en el podio. Su actuación fue excelsa. Se había perdido las tres carreras anteriores por la fractura de una tibia y caminaba por el paddock con muletas. Además, corre con la penúltima versión de la Ducati. Su futuro es esperanzador, como el de Mir. Joan aterrizó en el tercer cajón del podio llovido desde el octavo puesto. Firmó dos adelantamientos en la última vuelta: primero rebasó a su compañero de Suzuki, Álex Rins, quien llegó a pelear por el segundo puesto; luego, relegó a Rossi con una maniobra para enmarcar. Está abierto el Mundial de las ocasiones.

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