Tenía que ser ayer y lo fue. Jon Rahm encontró al fin en el día del movimiento su mejor juego sobre el Olympia Fields, que sigue tan complicado como el primer día, y se metió de lleno en la pelea por ganar el BMW Championship. Su tarjeta de cuatro golpes bajo par fue la mejor hasta ahora de los 69 jugadores en el campo de Chicago durante los tres días y pudo ser mejor de no mediar un despiste inhabitual. En el hoyo 5, se le olvidó marcar la bola antes de levantarla en el green y se llevó un golpe de penalidad que convirtió lo que debía ser un rutinario par en su único bogey del día y gracias a que embocó un delicado putt desde dos metros.

“Jamás pensé que me ocurriría algo así en mi carrera profesional. Justo en el momento de levantar la bola me di cuenta de lo que había pasado, miré al cámara y me quedé helado. No sabía lo que había pasado ni lo que tenía que hacer”, explicó el barrikoztarra. “Espero no perder el torneo por un golpe”, fue todo lo que pudo decir tras su lapsus del que al menos consiguió salir airoso.

Porque en el resto de la jornada su nivel fue altísimo en todos los aspectos del juego, sobre todo con el putt, y por ello escaló hasta el séptimo puesto al cierre de esta edición con dos bajo par después de tres vueltas. El liderato estaba a solo tres golpes, con Dustin Johnson y Hideki Matsuyama como los únicos jugadores por debajo del par de Olympia Fields después de tres jornadas, lo que da idea de que el campo no perdona, aunque ayer estuvo algo más domable tras las lluvias de la víspera. Al margen del número 1 del mundo, mal enemigo para la última jornada, también están en la liza gente como Adam Scott o Rory McIlroy.