Pese a que su experiencia como hombre de negro solo ha durado un curso, Rafa Martínez es de esos jugadores que dejan huella, una persona que se muestra tal y como es. Asegura que sus vivencias en el vestuario, el club y la ciudad han sido fantásticas: "Ha sido una pasada".

¿Qué balance realiza de una temporada tan extraña?

—Ha sido un éxito. Poder jugar la Copa y la fase final de la liga en la temporada de regreso del Bilbao Basket a la máxima categoría ha sido fantástico. Nadie esperaba estos resultados y este juego, ha sido un éxito para el club. En lo individual, he estado muy a gusto. He intentado dar el máximo por el equipo y ayudar en todo lo que he podido. Con eso me quedo.

En la fase final intentaron competir por todos los medios, pero el formato penalizaba a los equipos que no llegaban en su mejor tono físico.

—Para nosotros un torneo así era difícil. Ha sido un parche que ha desvirtuado la competición, pero era lo que había y tocaba tirar hacia adelante. Llegamos como pudimos, con muchas bajas, incertidumbres y dificultades. Si hubiésemos ganado contra la Penya, habría sido otro tipo de torneo para nosotros, pero así son las cosas. Somos el Bilbao Basket. No tenemos muchísimos jugadores como otros equipos, íbamos como íbamos. Por eso para mí ha sido un placer ser parte de este equipo que se ha esforzado hasta el último minuto de la competición.

Lo ocurrido en esta fase final no debería oscurecer lo que consiguió el equipo hasta marzo.

—Ni mucho menos. No se puede evaluar la temporada por estos quince días después de haber sufrido un parón de casi tres meses, jugadores que se marcharon€ Atendiendo a nuestra dinámica, si la liga hubiese seguido normal habríamos ganado más partidos. Al equipo no se le puede poner ningún pero, al contrario.

¿Cómo fue vivir esos quince días en esa 'burbuja' de Valencia?

—Muy raro. Había dos formas de afrontarlo: o muriéndote de asco en la habitación o haciendo grupo como hicimos nosotros. Teníamos una habitación en la que jugábamos al póquer, pasábamos el rato juntos€ Eso nos dio la vida. Si te pones, claro que puedes pasar quince días en tu habitación con el móvil, pero es un asco total (risas). Personalmente, disfruté mucho de mis compañeros esos quince días, nos echamos muy buenas risas. Durante el año es más difícil porque cada uno está con su familia, los más jóvenes hacen su vida€ A nivel personal, fue una gran experiencia.

Teniendo en cuenta el parón y las limitaciones para entrenar, ¿se vio mejor juego de lo esperado?

—Sí. Había equipos que iban a por todas desde el principio y otros con más dudas, pero en el momento en el que entras en cancha todo el mundo va con todo. Se oía todo durante los partidos, a veces lo que escuchabas del banquillo rival te picaba aún más (risas)€ Se vio buen juego porque los jugadores y técnicos lo prepararon como lo que era, competición oficial.

El campeón fue el Baskonia, el otro finalista el Barça€ Dos equipos del grupo del Bilbao Basket.

—Nuestro grupo era el más complicado, hubo muchos partidos igualados. Si hubiésemos jugado en casa, todo habría cambiado. Ese factor te da un plus, pero nos tocó adaptarnos.

¿Cómo se vio físicamente?

—La verdad es que me encontré muy bien, supongo que porque el parón me permitió descansar y porque en las semanas previas trabajamos bien con el equipo. Otra cosas son los dolores que tienes, esos ya no se van, pero físicamente me vi muy bien. Disfruté, que era lo que quería, y lo di todo.

En el último minuto del partido final se llevó otra ovación de la Fonteta, aunque no estaba hasta la bandera como el año pasado. ¿Le emocionó?

—Por supuesto. Esas cosas siempre me emocionan, me sorprenden y me sobrepasan porque yo intento hacer mi trabajo lo mejor posible, ser la persona que siempre he sido, y no sé si merezco estos homenajes. Son cosas que se quedan grabadas para siempre en el corazón.

Ya se hizo oficial que no va a seguir en el Bilbao Basket y Rafa Pueyo dijo que fue una decisión consensuada. ¿Cuál es su punto de vista?

—Era una decisión complicada tanto para el club como para mí. Ellos fueron claros conmigo desde el principio, yo también y no ha habido ningún problema. Al contrario, ha sido un placer y un honor formar parte de este club. Durante el curso tuve que apretar dientes en la parcela física y tenía pensado volver a casa por un tema familiar y ellos, por su presupuesto, necesitaban mejorar contratos y yo tenía uno alto dentro del club. Lo entiendo perfectamente. Lo hablamos y nos entendimos rápido y fácil, algo que agradezco muchísimo.

¿Qué se lleva del club y de Bilbao?

—Tengo un hijo tomatero o sea que imagínate, eso es ya para toda la vida (risas). Nuestro objetivo era la permanencia y hemos superado las expectativas con una afición que no falla y un vestuario muy unido donde he vivido momentos espectaculares. Ha sido una pasada. Mi decisión del verano pasado no era sencilla. Era fichar por un recién ascendido, empezar de nuevo después de muchos años en el mismo sitio. Ha salido todo redondo.

¿Y el futuro?

—Me habría gustado jugar la campaña entera. Acabar así es un poco€ Me da qué pensar. No sé que decisión tomaré, supongo que si me sale algo interesante para seguir lo cogeré. Nunca se sabe, pero no me apetece retirarme en las circunstancias que estamos viviendo. En mi mente está seguir si sale algo que me motive.

"Disfruté mucho de mis compañeros los quince días que estuvimos metidos en la 'burbuja' de Valencia"

"Nadie esperaba estos resultados ni este juego, la temporada ha sido un éxito para el Bilbao Basket"

"El club necesitaba mejorar contratos y yo tenía uno alto dentro de su presupuesto, lo entiendo perfectamente"