A la espera de mejores noticias y en medio de una incertidumbre que deja hueco cualquier proyecto a corto plazo, las 55 federaciones que configuran la UEFA tuvieron ayer una reunión telemática tras la cual dibujaron hasta tres escenarios virtuales para concluir la presente temporada. Se da prioridad a las competiciones ligueras, con el objetivo de aliviar económicamente a los clubes, y se deja en un segundo plano las continentales, la Champions y la Europa League, además de postergar los encuentros internacionales de selecciones que estaban programados.

El primer escenario, y el más optimista, contempla que se las ligas se puedan reanudar a partir del 29 de mayo y duren hasta el 30 de junio. Una vez terminadas las competiciones domésticas se disputarían las continentales, Champions y Europa League, en el mes de julio.

La segunda opción es la que más apetece a la UEFA y, sobre todo, a los operadores televisivos porque dura más tiempo y augura un frenesí futbolístico bueno para el negocio, aboga por un calendario que arrancaría sobre el 6 de junio para finalizar hacia el final de ese mes. En este tramo también se disputarían las competiciones europeas (la Champions está pendiente de varios partidos para completar los octavos de final y la Europa League de toda la eliminatoria), dejando para comienzos de agosto las finales.

La final de la Europa League estaba prevista para el 27 de mayo en Gdansk (Polonia) y la de la Liga de Campeones para el 30 de este mismo mes en Estambul. Tampoco se descarta que los títulos continentales se resuelvan mediante el formato de final a cuatro en estas ciudades. Pero nada quedó definido, como tampoco lo está la final de la Champions femenina, fijada para el 24 de mayo en Viena.

La tercera opción planteada maneja una franja que va del 1 de julio al 31 del mismo mes, pero tan solo para las ligas de cada país, postergando para agosto los torneos europeos.

Los tres modelos contemplan a disputa de tres partidos semanales para ganarle tiempo al tiempo.

Eso sí. Las federaciones dan por descontado que cuando se reanuden las competiciones los primeros partidos, al menos, se deberán jugar a puerta cerrada y con todo tipo de precauciones ante la amenaza de covid-19.

De cara a la próxima temporada, la Champions como de la Europa League, en la fase de grupos, no arrancarán hasta octubre, dos semanas después de lo que venía siendo habitual, en el mejor de los supuestos, y queda por resolver un problema de calado: cuándo se podrán afrontar las fases previas clasificatorias, que solían arrancar en julio y que son fundamentales para la economía de muchos clubes de las ligas más modestas del Viejo Continente.

En definitiva, todo sigue patas arriba a causa del coronavirus, y el fútbol desde luego no es una excepción.

Respecto a la licencia de clubes y la normativa sobre juego limpio, el ejecutivo de la UEFA reitera su absoluto compromiso con la concesión de las mismas a los equipos y comprende que, en las actuales circunstancias excepcionales, no habrá tanto rigor en el cumplimiento de las normas sobre la buena gestión económica.

También hubo ayer cumbre en el fútbol inglés para llegar a la conclusión de que no hay "una respuesta rápida" a la gran pregunta: cuándo se podrá volver a jugar.

En un comunicado, tanto la Premier League, como la Federación Inglesa (FA) y la asociación de futbolistas (EFL) mostraron su compromiso para que el fútbol vuelva, pero solo cuando sea seguro hacerlo. "Con toda esta incertidumbre, entendemos que los aficionados tendrán muchas preguntas acerca de la temporada y sus equipos, pero no hay respuestas rápidas a cómo y cuándo volverá lo que solía ser nuestro fútbol normal", dijeron estos organismos en una nota.

La Premier League, que en principio mantuvo una actitud laxa con respecto al alcance de la pandemia en las islas británicas, se suspendió en cuando saltó el positivo de Mikel Arteta, el técnico vasco del Arsenal, el pasado 13 de marzo.