El francés Léon Marchand se coronó como el indiscutible rey de la piscina de los Juegos Olímpicos de París tras colgarse ayer su cuarta medalla de oro al imponerse en la final de los 200 estilos con un nuevo récord olímpico. Si los Juegos de Múnich’72 son recordados por los siete oros del estadounidense Mark Spitz y los de Pekín’2008 por los ocho de su compatriota Michael Phelps, los de París irán irremediablemente ligados al nombre de Marchand. Es cierto que por cifras la gesta del francés no puede compararse con las de los dos gigantes norteamericanos, pero el valor de los triunfos de Léon Marchand van más allá de deportivo.

Un autentico fenómeno social como atestigua el ensordecedor griterío que ha acompañado a cada actuación del galo en la piscina de La Défense, que desde el inicio de los Juegos se ha entregado noche tras noche la Leonmanía que se ha desatado en Francia. El último paso que le faltaba al nadador francés, que entrena en Estados Unidos bajo las órdenes de Bob Bowman, el técnico que dirigió la carrera del legendario Michael Phelps, para completar la gesta y sumar su cuarto otro tras vencer en los 400 estilos, los 200 mariposa y los 200 braza.

Un triunfo que prácticamente se daba por seguro. Poco importó que el chino Shun Wang, campeón hace tres años en Tokio fuera el primero en tomar la delantera y completase la posta de mariposa en primera posición con una ventaja de 7 centésimas sobre el francés. Diferencia que Marchand, de 22 años, redujo a la nada con su sensacional habilidad en el volteó que llevó a la locura a la grada de La Défense que comenzaba a albergar no solo ya la victoria, sino la posibilidad de que Marchand adornase su cuarto oro con un récord del mundo.

Una posibilidad que pareció hacerse realidad cuando el francés, que se afianzó en el liderato de la prueba en la posta de espalda, se situó tras el paso por la braza, el mejor estilo de Marchand, por debajo del récord del mundo -1:54.00- del estadounidense Ryan Lochte vigente desde el año 2011

Con su perseguidores a un mundo, como atestiguaron los 1.73 segundos de desventaja con el que entró en los últimos 50 metros el británico Duncan Scott que se había aupado a la segunda posición, el francés Léon Marchand emprendió una frenética carrera contra el crono.

Pero ni así pudo evitar el francés que se le escapase por tan sólo cuatro centésimas, tras tocar la pared en un tiempo de 1:54.06 minutos, suficiente para arrebatar a Michael Phelps el récord olímpico que poseía desde los Juegos de Pekín 2008 con una marca de 1:54.23.

Doblete de McKeow

En el aperitivo, la australiana Kaylee McKeown revalidó el oro de los 200 m. espalda en los Juegos Olímpicos de París-2024 batiendo el récord olímpico. La australiana, que hace doblete tras ganar también los 100 mariposa, se impuso con un tiempo de 2:03.73 segundos por delante de la estadounidense Regan Smith (2:04.26) y la canadiense Kylie Masse (2:05.57), con lo que suma su quinto oro olímpico de su carrera.

Ningún nadador australiano, hombre o mujer, había completado nunca este doblete en dos Juegos Olímpicos consecutivos. La plusmarquista mundial era tercera en el ecuador de la prueba, por detrás de Smith y Masse, pero retomó fuerzas y terminó con el sexto mejor tiempo de la historia.

Por último, el australiano Cameron McEvoy, campeón del mundo en 2023, alcanzó su primer oro olímpico al vencer en la final de los 50 metros libres tras imponerse con un tiempo de 21.25 segundos, seguido del británico Benjamin Proud (21.30) y del francés Florent Manaudou (21.56). McEvoy, de 30 años, logra su primer oro olímpico tras dos bronces en relevos en Río y un tercero en Tokio, mientras que el estadounidense Caeleb Dressel, defensor del título de los Juegos de Tokio-2020, terminó en el sexto puesto (21.61).