Lionel Messi, ligado a la disciplina del Barça desde los 13 años, que debutó con el primer equipo el 16 de octubre de 2004, está considerado el mejor jugador del mundo, para muchos probablemente de todos los tiempos, y goleador implacable, seguirá en el club azulgrana al menos hasta junio de 2021. El crack argentino debía avisar antes del 31 de mayo si decidía activar la cláusula que le permitía dejar la disciplina del Barça para irse a otro equipo sin contraprestación económica alguna. No hubo sorpresas. Messi se mantiene fiel a su equipo de siempre y dentro de diez días retomará en Mallorca el camino hacia su undécima Liga, lo cual le serviría para superar al madridista Pirri y situarse a un título de igualar al legendario Paco Gento, pulverizando así otro récord personal de eficacia.

Ya se intuía hace un mes cuando Messi, a través de un comunicado, quiso aclarar varios asuntos polémicos sobre el supuesto egoísmo del grupo y explicó que, al margen de rebajar el 70% del sueldo de los jugadores, la plantilla haría una aportación para que el resto de empleados del club sometidos al ERTE pudieran cobrar el 100% de sus salarios.

A punto de cumplir los 33 años, dicen que Messi está más motivado que nunca y todavía espera culminar esta accidentada temporada con la Liga de Campeones que, si todo va según lo previsto, se reanudará en agosto. Al equipo catalán todavía le falta por disputar el partido de octavos de final ante el Nápoles. Messi no alza el más cotizado trofeo europeo desde hace cinco años, cuando el Barça ganó su quinto torneo continental imponiéndose en la final de Berlín a la Juventus (3-1).

El contrato de astro argentino, el mejor pagado del mundo, renovado hasta en ocho ocasiones, concluye en tiempo cuando el presidente Josep Maria Bartomeu termina su mandato. Antes de marcharse, Bartomeu pretende asegurar la prevalencia de Leo Messi en can Barça hasta su retirada, y a ser posible con un equipo que le haga recuperar la ilusión.

Porque eso es lo que le falta al genio de Rosario, que sistemáticamente viene quejándose del bajón competitivo del Barça, que según dejó entrever no alcanza para ganar la Champions.

El vínculo de Messi es además de arraigo. "Me encanta Barcelona, el lugar donde vivo, Castelldefels, y hago una vida que me gusta mucho", aseguró el jugador hace poco. Una sensación que comparte su mujer y sus tres hijos. Tampoco ha mostrado curiosidad por competir en otras ligas u otros lares. Quizá el gusanillo de jugar algún día en Newell's, el equipo que mamó en su Rosario natal.