En cuestión de pocas semanas llegarán otros adioses en el Athletic y con ellos se culminará el desmantelamiento de la sala de máquinas del equipo en la última década. Las salidas de Mikel San José y Beñat Etxeberria se sumarán a las de Ander Iturraspe y Mikel Rico. Concluye así, en el corto espacio de un año, la parte inicial de un proceso de regeneración de la primera plantilla que, en este caso, incumbe a una línea concreta. Y se acelerará la segunda fase de la misma, que consiste en promocionar a jugadores más jóvenes llamados a ser los centrocampistas en el corto y medio plazo, y si hay suerte también en el largo.

Renovar la materia prima es una labor permanente, incesante, que en el Athletic se apoya básicamente en la apuesta por el producto propio, el formado en las categorías inferiores. No será de distinta manera en esta oportunidad. Quizá la particularidad de la operación radica en que la transición ha sido menos gradual de lo habitual, al menos en lo que se atañe a la marcha de quienes ceden el testigo. Seguramente no será casual que Beñat y San José, al igual que doce meses antes Rico e Iturraspe, sean despedidos al agotarse la vigencia de sus contratos. Sin duda, el detalle les facilitaba el trámite a los responsables de la entidad. Sin embargo, tampoco cabe negar la existencia de un criterio deportivo, pues se trata de jugadores que habían dejado de ser importantes en las alineaciones.

Es evidente que la regeneración de la zona ancha le ha correspondido a Gaizka Garitano. Le tocó asumirla desde el mismo arranque y aún le queda mucha tarea por delante. El técnico vizcaino no contaba o lo hacía poco con estos veteranos, de modo que su cambio de aires era una opción que se antojaba razonable. Pero si se repasara la hemeroteca desde 2011 hasta el comienzo del curso que ahora se pretende cerrar, resultaría muy complicado hallar formaciones rojiblancas en que no aparezca el nombre de ninguno de ellos. Lo normal sería que en cada partido revisado figurasen de salida San José, Beñat, Iturraspe o Rico. Uno, dos y hasta tres a la vez tenían sitio en la pizarra del míster de turno cada semana. No en vano suman en total una barbaridad de actuaciones: 397, 242, 320 y 176 respectivamente.

Cada cual con sus características, compatibles en la mayoría de las múltiples combinaciones posibles, es gente que ha marcado una época, notable además atendiendo a resultados y proyección del equipo. Sin embargo, los tiempos en que el Athletic pivotaba sobre sus capacidades para dirigir el juego iban paulatinamente alejándose. En las últimas campañas han ido cediendo espacio a compañeros que ahora deben asumir la responsabilidad, previa demostración de su valía.

RELEVOS

De ellos, quien ya ha dejado muestras de su competencia es Dani García, convertido en la bisagra de este traspaso de poderes. Algo dubitativo en su primer curso, en el presente se ha dado a valer como pieza imprescindible en el entramado defensivo, sustento principal del ideario de Garitano. Hoy cumple 30 años el excapitán del Eibar y hasta la fecha ha dispuesto de una serie de partidos para ir haciendo migas con Unai López y Mikel Vesga, ambos inmersos en lo que se denominaría etapa de asentamiento en la categoría tras foguearse en diversas cesiones. En similar circunstancia se hallaría Peru Nolaskoain, por el hecho de que hoy defiende los colores del Deportivo. Se supone que será repescado y tendrá la oportunidad de compensar la escueta aventura que vivió en el Athletic a las órdenes de Berizzo. La relación de aspirantes a poblar el centro del campo incluye a Oihan Sancet y Unai Vencedor, chavales de 20 y 19 años precedidos de excelentes informes y necesitados de un empujón bien calibrado para que el salto no se atragante. Los citados, y acaso alguno más, representan un futuro que está a punto de empezar.