- En plena parálisis futbolística Neymar mantiene su condición de superstar. De él se sabe que lleva su confinamiento en su lujosa mansión de Portobello, en el litoral sur de Río de Janeiro, junto a sus inseparables toiss, su actual pareja y el hijo mayor, Davi Lucca. El viernes transcendió que su madre, Nadine Gonçalves, de 52 años, había roto su relación con Tiago Ramos, de 22, al enterarse que su joven novio mantuvo con anterioridad relaciones con varios hombres. Ayer fue el representante del delantero brasileño, Wagner Ribeiro, quien resituó al futbolista con el oficio al desvelar que Neymar podrá salir del PSG, con quien tiene contrato hasta 2022, a cambio de 164 millones de euros. Esa es la cifra, según dijo Ribeiro en una entrevista en la cadena ESPN, que ha fijado la FIFA. 58 millones menos de los 222 que el PSG abonó al Barça en agosto de 2017, el precio de su cláusula de rescisión, que sigue siendo la transacción récord.

"Neymar no tenía un precio determinado. El PSG podía pedir 500 millones de euros, no había precio porque aún tenía un contrato largo. Pero para esta temporada ya tiene un precio fijo marcado por la FIFA, un valor porcentual a los 222 millones que se pagaron. Ahora Neymar cuesta 164 millones de euros", explicó Wagner Ribeiro, quien sin embargo aventuró que a causa de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus "habrá muy pocos traspasos por encima de los 50 millones de euros", dijo.

Ribeiro lleva la carrera deportiva de Neymar desde sus comienzos y fue quién le llevó al Barça, descartando ofertas del Chelsea, Bayern de Múnich, Juventus o Real Madrid, con cuyo presidente, Florentino Pérez, mantiene cierta amistad desde que negoció los traspasos de Kaká o Robinho. "El Real Madrid también me llamó varias veces. El año pasado estuve con Florentino, en mayo, en su oficina, e incluso me dijo sigue soñando con fichar a Neymar", reveló. Ribeiro, además, puso en duda que el controvertido jugador pueda represar al Barça, algo que sí estuvo a punto de consolidarse el pasado verano. Porque 164 millones, ahora, parece una cifra inabordable.