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SESTAO RIVER: Barandiaran, Gago, Jonma, Murua, Zumalakarregi, De Eguino (Min. 118, De Eguino), Aitor Villar, Huidobro, Oskar Martín, Txema Pan (Min. 97, Cabanas) y Monteiro (Min. 83, Pacheco).

MARINO DE LUANCO: Rabanillo, Borja, Guaya, Trabanco, Pantiga, Emilio, Álex, César Suárez, Iván (Min. 76, César García), Morán y Juan López (Min. 52, Álvaro).

Gol: 0-1: Min. 115; Emilio.

Árbitro: unárriz Mateos, del Colegio navarro. Mostró cartulinas amarillas a Iván Fernández, Guaya, Trabanco, César Suárez, Luis Morán, Emilio, Borja y Álex por el Marino y a Jonma, Murua y Huidobro por el Sestao

Incidencias: Lleno histórico en Las Llanas, con cerca de 6.000 espectadores.

Sestao - El River se quedó sin el premio del ascenso en los últimos minutos de la prórroga ante un Marino de Luanco que esperó hasta el minuto 115 para dejar helado el campo de Las Llanas, donde ayer se vivió, en cualquier caso, una jornada histórica. Cerca de 6.000 espectadores abarrotaron el estadio verdinegro y ofrecieron una estampa que no se repetía en el último cuarto de siglo. El destino, sin embargo, quiso ser especialmente cruel con el conjunto verdinegro. De nada sirvió el llenazo hasta la bandera de las cuatro tribunas, ni el hecho de celebrarse el encuentro en plenas fiestas del pueblo. Tampoco sirvió la superioridad de un equipo, el verdinegro, que fue el que más buscó la victoria en ambos encuentros pero que, tras chocar una y otra vez contra un verdadero muro, terminó sucumbiendo en los minutos finales de la prórroga ante un equipo que realmente no ha propuesto nada, en el sentido futbolístico, en esta eliminatoria.

La decepción y la desilusión terminando cerrando, pues, una jornada que se preveía festiva. El Marino, un conjunto que consigue el ascenso a la Segunda B sin recibir un solo gol en el play-off, sabía perfectamente que un gol le daba prácticamente el ascenso en Las Llanas y esa posibilidad planeó durante el encuentro. Y así acabó siendo. Al final, los luanquinos ascienden después de cuatro temporadas purgando en la Tercera, en la que el Sestao tendrá que continuar por tercera temporada consecutiva.

El encuentro fue igualado en la primera mitad, con un dominio estéril del River. Los de Ibon Etxebarrieta intentaban percutir sobre todo por la banda derecha pero sin que los escasos centros encontraran rematador; mientras tanto, el Marino casi renunció al ataque, donde Morán intentaba aprovechar alguna contra pero siempre como una isla solitaria. Los asturianos avisaron, y estuvieron cerca del gol, en una jugada que refleja cuál era el objetivo ayer del conjunto de Oli. Una falta sacada muy rápido a la espalda de la defensa mientras el River colocaba la barrera dejó a Iván solo ante Barandiaran, aunque De Eguino se cruzó en el último momento para evitar el disparo. El River solo llegó con claridad a la media hora con un remate a las nubes de Zumalakarregi, con el balón suelto tras un rechace.

En la segunda parte el River fue encerrando al Marino cada vez más en su área conforme pasaban los minutos, sobre todo a balón parado (los asturianos no dudaban en hacer faltas y acumularon hasta ocho amonestaciones), pero el meta Rabanillo casi no tuvo que aparecer. Primero lo intentó Txema Pan cabeceando desviado una falta lateral botada por Zumalakarregi; luego fue Murua quien remató lejos del marco otra falta lanzada por Huidobro. El Marino, con una admirable calma, aguardaba sabiendo que el 1-0 no variaba las cosas y no respondió hasta avanzado el segundo acto.

Los minutos pasaban y nada cambiaba, así que el River acumuló varias ocasiones hasta el final de los noventa minutos, cada cual más clara. Monteiro probó suerte antes de ser sustituido con un par de disparos y con un remate de cabeza que salió alto, como otro remate de Oskar Martín.

El encuentro se fue a la prórroga y ahí fue el Marino quien fue encontrándose más cómodo ante un River que acusó el paso de los minutos. Tras una contra, Álvaro no llegó por los pelos a rematar, en boca de gol, un centro raso de Luis Morán. El propio Morán lo intentaría después con un disparo desde la divisoria que a punto estuvo de sorprender a Barandiaran. Cuando los penaltis acechaban, Aitor Villar tuvo en sus botas el 1-0 pero su disparo, tras recibir de espaldas en la frontal, lo atajó cómodamente Rabanillo. Ya casi cuando el encuentro agonizaba, llegó la acción del gol que valía el ascenso para los asturianos. Una falta mal defendida permitió a Emilio cabecear en el área pequeña un centro desde la derecha y acabar con el sueño de un River en Segunda B.