Bilbao - La gran fiesta del fútbol organizada el pasado sábado en el Wanda Metropolitano se contuvo un instante para rendir homenaje a José Antonio Reyes, el jugador sevillano que horas antes había perdido la vida, junto a un familiar, en un accidente de tráfico que ha derivado en una agria controversia.

Al día siguiente el estadio Ramón Sánchez Pizjuán se convirtió en una capilla ardiente por donde fue desfilando el sevillismo y muchos personajes ligados al fútbol. En este ambiente Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española, decidió imponer al exjugador del Extremadura la Medalla de Oro y Brillantes de la institución a título póstumo, además de suspender la mayoría de los encuentros de la LaLiga 1/2/3 que se iban a disputar el domingo y trasladarlos a mañana, con el consiguiente quebranto para equipos y aficiones. Desde el rey Felipe VI hasta el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, pasando por los gerifaltes de la FIFA y la UEFA han mostrado sus condolencias. Finalmente ayer, en Utrera, su pueblo, los restos de Reyes fueron velados en el Ayuntamiento, cuyo alcalde ha decretado dos días de luto oficial, y posteriormente trasladados a la iglesia de Santa María de la Mesa donde se ofició una multitudinaria misa de corpore insepulto.

Mientras los utreranos despedía a su ilustre vecino, los jugadores de la selección española concentrados en Las Rozas guardaban un minuto de silencio en su memoria y en la sede de la DGT en Madrid una rutinaria rueda de prensa convocada para presentar una campaña sobre prevención de consumo de drogas y alcohol al volante se convirtió en un espacio ideal para hablar sobre la muerte de Reyes. Sobre todo las causas que provocaron el fatal accidente. Exceso de velocidad a los mandos de un auto de gran cilindrada combinado con una distracción, que son las hipótesis con los que la Guardia Civil está elaborando el atestado.

Pilar del Real, jefa del área de Intervención del observatorio de Seguridad Vial y ponente de la campaña preventiva de la DGT, terminó hablado del caso Reyes. “No me atrevo a pronunciarme sobre la causas del accidente; la investigación está abierta y es muy prematuro”, advirtió. Sin embargo acabó reconociendo el exceso de velocidad con la que circulaba el Mercedes Brabus S550 de 380cv del exfutbolista y recordó que si un vehículo circula a 120 km/h, la distancia de frenado que recorre es similar a la longitud de un campo de fútbol. “De ahí se puede extrapolar a las distintas velocidades”, señaló Pilar del Real.

El mal ejemplo El programa Espejo Público de Antena 3 ofreció detalles según la información que maneja el juez del caso. El accidente se produjo por “un despiste o un fallo humano” del futbolista, que iba al volante. El vehículo iba a mucha más velocidad de lo permitido en una vía cuyo límite está marcado en 120 km/h, aunque aún es pronto para determinar si alcanzaba los 237 km/h, como se ha especulado. El auto salió disparado hacía un lateral del asfalto, dio varias vueltas de campana, chocó contra unos bloques de obra y se incendió. Solo pudo sobrevivir el tercer acompañante, el otro primo de Reyes, Juan Antonio Calderón, que pudo salir ardiendo del coche y está ingresado en la UCI del hospital Virgen del Rocío de Sevilla en estado grave.

Los desaforados homenajes a Reyes contrastan con las voces que cada vez más ponen en cuestión que se lleve a los altares un mal ejemplo, por muy buen futbolista que haya sido, que además trajo consigo la muerte de un familiar y dejará graves secuelas en el pasajero que pudo salvar la vida.