bilbao - Hace doce meses, el Gernika despedía la mejor temporada de su historia, o al menos, la de mayor puntuación en Segunda B, categoría más alta en la que ha militado nunca. La Cultural de Durango, por su parte, se había proclamado campeón de Tercera 31 años después y encaraba con ilusión una fase de ascenso en la que acabó saboreando el éxito tras tres eliminatorias. Un año después, a ambos clubes les toca despedirse de la división de bronce y afrontar sus descensos. Los dos lo digieren con la cabeza alta tras haber competido de tú a tú ante rivales económicamente más poderosos y con el honor de haberlo hecho con plantillas repletas de futbolistas de la zona.

El Gernika pone fin a una etapa de cuatro campañas en Segunda B. Tuvo opciones de salvación hasta la última jornada, pero “no estaba en nuestras manos y pasó lo que suele pasar en estos casos, que los que dependen de sí mismos no fallan”, lamenta Koldo Zabala, que ha cumplido su segundo curso como presidente de la entidad gernikarra. Se despide de la categoría “con pena, pero tanto aficionados como directiva estamos orgullosos del equipo aunque no se haya cumplido el objetivo”. “Hicimos una primera vuelta muy mala y una segunda con números de Copa, pero no ha sido suficiente. Lo que la temporada pasada entraba, esta no. Pese a no perder muchos partidos, los dieciocho empates nos han lastrado. Creo que teníamos equipo para salvarnos. Bajamos con 42 puntos, cantidad que otros años sí ha valido. Pero esto es el fútbol”, valora Zabala.

A partir de ahora, a los dirigentes gernikarras les toca “hablar con los jugadores, que han acabado tocados porque es gente muy comprometida, y ver quiénes están dispuestos a seguir”. En cuanto a la continuidad del entrenador Urtzi Arrondo, aún no se ha tomado la decisión. “Vamos a hablar con el equipo técnico para valorar lo ocurrido”, apunta Zabala, que explica que “tendremos que ajustar el presupuesto, porque en Tercera no vamos a tener el mismo nivel de ingresos”. Por ello, con el objetivo de “intentar entrar en play-off”, apostarán por “una plantilla potente pero más corta, y la nutriremos de jugadores del filial, que ha subido a División de Honor y estará solo un escalón por debajo”. Y es que, pese al descenso del primer equipo, el club foral cuenta con un futuro prometedor, como reflejan también los ascensos de los juveniles A y B. Además, puede presumir de una “economía saneada, ya que no hemos gastado por encima de nuestras posibilidades”.

Por su parte, al igual que ocurrió tras sus dos ascensos anteriores a la categoría de bronce, en los años 1995 y 2005, la andadura de la Cultural en Segunda B tan solo ha sido de una campaña. El descenso de los durangarras, que han acabado colistas, se consumó durante el transcurso de la antepenúltima jornada, de modo que ya han tenido varias semanas para asimilarlo. “Hago un balance positivo de la temporada, la imagen del equipo ha sido muy buena. Muy pocos rivales han sido superiores a nosotros, pero los pequeños detalles han definido la clasificación”, apunta el presidente, Jon Andoni Bengoetxea. “Empezamos con muchas bajas y nos costó amoldarnos a la categoría. También hemos pagado la falta de experiencia y nos ha faltado fortuna en los metros finales”, añade como claves del descenso quien acumula ya cuatro cursos al frente de la entidad.

La Cultural apostó por una plantilla prácticamente calcada a la que logró el ascenso y tampoco optó por reforzarse en el mercado invernal para intentar salir del pozo. “Reflexionamos y tuvimos claro que podíamos ser competitivos con este bloque. No íbamos a traicionar nuestra filosofía de jugadores ni de juego, pese a que nos decían que con un fútbol alegre no íbamos a poder seguir en Segunda B”, explica Bengoetxea, quien confirma que el técnico Igor Núñez afrontará su séptima campaña consecutiva en el banquillo de Tabira, la quinta como primer entrenador tras ejercer las dos primeras como segundo. “Es el capitán del barco y lo va a seguir siendo”, subraya el presidente de una Cultural que tratará de “conservar la estructura” de la actual plantilla y “armar un bloque que mantenga la ilusión de la gente por ir a Tabira, que es el objetivo principal”. “Si además de con buen juego, también es a base de resultados, mejor todavía”, concluye el durangarra.