MikeL Landa plegó en la mesilla de noche la pesadilla de 2020, el año en el que nos cambió la vida, el 10 de octubre, poco después de su estupendo Tour de Francia, donde finalizó cuarto, igualando su registro de 2017. Calculó el alavés su descanso para arrancar 2021 con la costumbre y los tiempos que se necesitan para acomodar el organismo a la nueva temporada. Estirar el curso hasta la Vuelta o incluso adentrarse en el Giro de Italia hubiese supuesto alterar la planificación tras una campaña de lo más extraña. Landa eligió regirse por el calendario prepandemia para encarar el regreso a la competición. En su agenda estaba señalada la Vuelta a Andalucía como punto de ignición para construir otro curso.

Sucedió que el coronavirus, que no concede respiro alguno, obligó a la organización de la carrera andaluza a aplazar la competición esperando tiempos mejores. Landa tuvo que leer la brújula de la improvisación para variar el rumbo. Sin un dorsal que plancharse a la espalda, el alavés insistió en el entrenamiento para mimar al detalle la pretemporada con sesiones en altura en Tenerife. En ese periodo para afilarse, el alavés estableció su hoja de ruta. Conocido el recorrido del Tour, Landa apuntó sin disimulo al Giro. El de Murgia pretende asaltar el podio de la carrera italiana. A partir de ahí, decidirá cuál es su próximo destino.

En 2017 y 2019, el alavés completó el Tour y el Giro. En 2104, siendo aún una promesa, Landa, por entonces en el Astana, finalizó el Giro y la Vuelta. Así enlazó dos grandes. En 2015, el curso de su descorche, cuando subió al podio de la carrera, repitió experiencia y también compitió en la Vuelta. En 2016, enrolado en el Sky, cosió el Giro, si bien tuvo que retirarse, con su debut en el Tour. Al año siguiente se personó en ambos escenarios. El murgiarra corrió en Italia y en un Tour fantástico se quedó a un segundo del podio de París. Enfundado en el maillot del Movistar, Landa logró la séptima plaza en el Tour en 2018, pero una durísima caída en la Clásica de Donostia le alteró el resto de curso. Completamente restablecido, Landa soldó el Giro y el Tour en 2019. En ambas carreras rindió a gran nivel. El de Murgia fue cuarto en la Corsa rosa y sexto en el Tour.

Una vez reconstruido el calendario, el Giro de Italia, del 8 al 30 de mayo, estimula al alavés. Landa fue tercero en 2015, cuando estalló su talento en Italia. En 2019 se quedó a 8 segundos de subir al podio. Con ese objetivo, Landa inicia este miércoles su aproximación al Giro. El alavés será de la partida en el Trofeo Laigueglia. La clásica será su toma de contacto con la competición. En lo 202 kilómetros de los que consta la clásica se antojan decisivos los cuatro pasos por Colla Micheri (2,2 km al 7,4%) y otros tantos por el Capo Mele (2,2 km al 3,2%).

Una vez enroscado en Italia, Landa disputará el domingo su segunda carrera de la temporada. Lo hará el G. P. de Industria Artigianato. Después, el escalador de Murgia se centrará en la Tirreno-Adriático, que se celebrará entre el 10 y el 16 de marzo. En su estancia en Italia, el líder del Bahrain dispondrá de tiempo para revisar parte del recorrido que se encontrará en un Giro repleto de aristas, perfecto para su perfil escalador. Antes de acudir a la ronda italiana, Landa competirá en la Itzulia, reservadas sus fechas entre el 5 y el 10 de abril. Una vez complete la carrera vasca, el alavés se concentrará con la idea de asaltar el podio del Giro.

Pello Bilbao también debuta

A la expedición de Landa se enrolará con entusiasmo Pello Bilbao, su mejor alfil. “Tengo ganas de empezar para saber ver cómo estoy”, sugiere el gernikarra, que completó una gran temporada en 2020. Fue 16ª en el Tour y quinto en una prodigiosa actuación en el Giro. Pello Bilbao, que cerró el 2020 siendo el ciclista con más días de competición, será el apoyo del alavés. El vizcaino, en continua progresión, también estará en la carrera italiana, donde al quinto puesto de la pasada edición le suma el sexto de 2018. “En el Giro estaré al 100% con Mikel. Es su gran objetivo y le ayudaré en todo lo que pueda para conseguirlo. Tal vez en el Tour tenga algo más de libertad”, expone el vizcaino antes de su inmersión en la presente campaña. “Creo que estoy bien, con buena basa, pero no para disputar todavía. Me falta el punto que te da el ritmo de las carreras”.

Durante el mes de marzo Pello Bilbao acompañará la huella de Landa en Italia, si bien el gernikarra, que estará con el alavés en el Trofeo Laigueglia, virará el sábado hacia la Strade Bianche, clásica que no consta en el planteamiento de Landa para enlazar posteriormente con la Tirreno-Adriático. En su estancia en Italia, el vizcaino examinará con el alavés los tramos de sterrato (35 kilómetros divididos en cuatro sectores, entre ellos una subida a Castiglione del Bosco) que aguardan en la etapa entre Perugia a Montalcino. “Algunos coinciden con los de la Strade Bianche, pero otros no y hay reconocerlos”, establece Pello Bilbao, copiloto en el despegue de Landa en Italia.