bilbao - "Pesa mucho, ¿qué es?". "El material con el que se forjan los sueños". La conversación pertenece a la última escena de El halcón maltés, donde Bogart, un detective, acaricia la estatua de un halcón que muchos desean. Es el clímax de una búsqueda incesante. La misma que emprendieron Mikel Landa y Jesús Ezkurdia desde que aceptaron el reto de rescatar y resucitar la Fundación Euskadi hace dos años y medio tras una conversación telefónica en Marsella en julio de 2017, en pleno Tour de Francia. Aquella charla entre Landa y Miguel Madariaga fue la respuesta a una llamada de socorro. A un SOS. En febrero de 2020, el móvil de Jesús Ezkurdia, vicepresidente de la Fundación Euskadi, sonó en medio de una cena en un hotel de Torremolinos, donde descansaba el equipo. Era sábado, día 22. Los corredores hablaban de la carrera, entusiasmados. En otra mesa, donde se reunía el staff de la escuadra vasca, Ezkurdia, el hombre elegido para las negociaciones, recibía la mejor noticia posible. Euskaltel se sumaba al proyecto de la Fundación para recuperar la esencia de un equipo que patrocinó durante 17 años hasta que abandonó el proyecto en 2013. "No recuerdo las palabras exactamente. Pero me comunicaron que sí, que adelante. Lo que sí sé es que me cambió la cara. Al acabar la conversación, Jorge Azanza (director del equipo), me dijo que si me pasaba algo. No sabía qué decir", desgrana Ezkurdia de aquella conversación.

Hasta llegar a esa charla que dejó huella en Ezkurdia, que, tocado, no sabía muy bien cómo reaccionar ante el impacto de la noticia, pasó mucho tiempo, aunque los capítulos fueron breves, discontinuos. "En febrero de 2018 tuvimos la primera reunión con Euskaltel. Les dijimos que estábamos aquí y que queríamos crecer. No hubo ni un sí ni un no y seguimos trabajando nuestro camino. Seguimos creciendo por otros lados", apunta el vicepresidente de la Fundación sobre aquel contacto inicial.

Sin prisa, pero sin pausa, el equipo naranja se fue asentando y el pasado mes de septiembre anunciaron el salto de categoría a ProTeam. "Teníamos que crecer, era necesario", argumenta Ezkurdia, la mano derecha de Mikel Landa, el ideólogo de la recuperación de Euskaltel-Euskadi. "Mikel nunca ha tenido ninguna duda al respecto y eso que le costaba dinero de su bolsillo. Yo pensaba que era una locura, pero nos lideró a todos". Confirmado el ascenso al segundo escalón del ciclismo, incorporadas otras firmas al proyecto, Ezkurdia volvió a tocar la puerta de Euskaltel, el socio anhelado. "En febrero nos pusimos en contacto con Euskaltel. Esta vez Euskaltel no dudó. Fue una negociación inmediata. Fue muy sencilla. Vieron que habíamos dado un salto de calidad, vieron la solvencia del proyecto y que los gestores nos habíamos ganado la credibilidad. Ellos nos dijeron que si era para crecer, querían estar con nosotros".

A partir de ese momento todo se aceleró. Mecha rápida. Los acontecimientos, en cascada, se precipitaron. Las negociaciones se preparaban para el esprint definitivo. "Fue un miércoles antes de salir hacia la Vuelta a Andalucía. Durante la carrera nos cruzamos varias llamadas intentando cerrar todos los flecos. El lunes 24 volvimos de Andalucía y nos dijeron que sí, que querían estar", rememora Ezkurdia de unos días de puro frenesí, que se sellaron con una unión hasta 2023. "El lunes fue la última reunión y el jueves presentamos el acuerdo". La celeridad de las conversaciones y el tamaño del logro, -"Euskaltel es el mejor compañero de viaje posible para esto. Es nuestra mejor victoria, no hay duda", enfatiza Ezkurdia- aún reverberan en los adentros de Landa y Ezkurdia, los promotores de una idea que parecía imposible.

"Aún no hemos digerido todo esto. Lo hablaba con Mikel cuando llegamos al acuerdo. Nos va a costar asimilar todo lo que nos ha pasado", analiza Ezkurdia. Además de la "enorme ilusión" que ha generado el pacto, la recuperación del Euskaltel-Euskadi como símbolo unitario del ciclismo vasco, Ezkurdia admite que el retorno del hijo pródigo al ciclismo añade un alto grado de responsabilidad "por todo el apoyo que tenemos detrás. El nombre de Euskaltel-Euskadi pesa porque sabemos que tenemos un país y una afición empujando por detrás. Somos los herederos de la marea naranja y eso significa mucho".

Las numerosas muestras de apoyo por el regreso de Euskaltel-Euskadi certifican el anhelo por reanimar un proyecto único. "Es muy bonita ver toda la ilusión que se ha creado alrededor de este equipo. La gente se identifica con el Euskaltel-Euskadi. Nos ha felicitado mucha gente y también el Athletic, la Real, el Alavés y el Baskonia. Eres consciente de lo que significa todo esto. Vamos todos a una", apunta Ezkurdia, que no rehuye la ambición del equipo, pero no pretende fijarse objetivos concretos. "Estaremos donde tengamos que estar, no trabajamos sobre presiones, trabajamos sobre ilusiones. No tenemos ningún punto final en ese sentido. Queremos seguir creciendo. El ciclismo vasco tiene la misma o mejor calidad que hace unos años. La cantera vasca es muy buena. Eso sí, a día de hoy no tenemos ninguna obsesión con el WorldTour, pero en el futuro ya se verá hasta dónde llegamos. Ojalá en 2023 estemos en el Tour". El gran sueño del Euskaltel-Euskadi.