bilbao - Los trenes hay que saber cogerlos. Si uno se queda en el andén, esperando a que todo cuadre, es posible que el último convoy se haya despedido para siempre y uno se quede con el saludo en el aire y la nostalgia en el bolsillo. Gotzon Martin (Fundación Euskadi) no se quedó en la sala de espera. Salió a buscar su dicha. El don de la oportunidad, unido a la calidad y a una gran lectura de carrera, le concedieron a Gotzon Martin un baño de gloria en la última etapa del Gran Premio Abimota (Portugal), donde el ciclista de Orozko se bautizó en el profesionalismo. Fue su primera victoria en la categoría. Un paso siempre complejo. Martin supo darlo en la desembocadura de la carrera lusa, en una jornada que transcurría entre Anadia y Águeda y estaba compuesta por 174,5 kilómetros.

En ese escenario, la Fundación Euskadi juego magistralmente sus cartas. Una fuga fue la grieta en la que hacer palanca para encontrar oro. Martin y su compañero Jokin Aranburu se colaron en una escapada que se disparó y sirvió para que el vizcaino superara a Antonio Angulo (Efapel) en la general final. La etapa se la llevó Pedro Andrade (Vito-Feirense). “Todavía me cuesta creerlo, pero cuando estaba en fuga sabíamos que podía pasar. El último día era el más exigente de esta competición. Nunca bajamos los brazos y acabamos ganando”, declaró Martin, segundo en meta. Después se subió el podio. A lo más alto. Cambió el naranja por el amarillo, el color que le pintó el baño de gloria. - C. Ortuzar