bilbao- En la Carrera del Sol, como también se conoce a la París-Niza, mandó el viento. Desfiló hiriente, pleno de exuberancia, con ese aire desafiante, el cortante filo del viento, siempre punzante y amenazante cuando asalta desde los costados. Lo hizo a modo de una emboscada de bandoleros para despiezar el pelotón, que saltó por lo aires entre las cuchilladas del viento de la cuneta. El gran grupo, que suele funcionar con la coreografía propia de un ejército regular, con su orden y jerarquía, entró en pánico. El viento convirtió el ordenamiento en una caos absoluto. Zafarrancho. Todo o nada. El desorden y el sálvese quién pueda como edicto para salir sin cortes ni laceraciones ante la persistencia y siseo del viento. Sus inagotables pulmones con su sonata. La banda sonora del peligro. Como el sonajero que advierte de la presencia de una serpiente de cascabel. En ese estado de shock que trajeron las rachas de viento, se agitó la París-Niza, que en el primer día de competición contó las primeros desencuentros con la carrera. A Ion Izagirre (Astana) el viento le arrancó de malas maneras de una tierra que le gusta, en la que se siente cómodo. Desarbolado, le voló el viento el tejado de la casa que pretendía construir en la cita francesa. El de Ormaiztegi se quedó sin raíces. Desnudo. Sin nada a lo que aferrarse. O mucho, según se mire. Ion deberá abraza a su hermano, Gorka, al que los abanicos no le dañaron las opciones. Al contrario. El viento le situó entre los mejores.

Ion Izagirre, contrariado, negando con la cabeza, asumiendo la derrota, llegó a 2:50 del vencedor del día, Dylan Groenewegen (Jumbo), que resolvió en un apurado esprint frente a Caleb Ewan (Lotto) una jornada que no solo alteró el biorritmo de Ion Izagirre. Para su hermano, Gorka, tercero en la pasada edición de la carrera, el viento que sacudió a Ion fue una brisa de calida bienvenida a la París-Niza. Gorka, perfecto en la colocación, próximo a Nairo Quintana, -durante años fue su mejor gregario- alcanzó la meta con los mejores y se convierte en el mejor hombre del Astana porque el viento, enfatizado, libre, salvaje, también dejó a la intemperie a Miguel Ángel López, su líder del Astana. El colombiano concedió un minuto.

Esa misma sensación mordió a Marc Soler (Movistar), campeón en curso de la carrera, aislado, y a Esteban Chaves (Mitchelton), entre otros. A todos ellos el viento les cargó con un minuto de retraso. Una maleta repleta de piedras que arrastrar durante la semana de competición que resta. El rugido del viento lapidó a otros del todo. Fabio Aru (Emirates), Domenico Pozzovivo (Bahrain) y Simon Spilak (Katusha) perdieron el mismo tiempo de Ion Izagirre. Fuera de catálogo se quedaron Sergio Henao (Emirates), vencedor de la Carrera del Sol en 2017, e Iván Sosa (Sky). A ellos les fue peor aún y acumularon un retraso de cuatro minutos y medio en el descorche de la ronda francesa.

a40 kilómetros de meta, el caos En un paraje abierto, de sembrado, desguarnecido, surgió furibundo el viento racheado y vociferante. Se encargó de acelerar el viento el ventilador del Sky, que formó con rictus marcial a 40 kilómetros de meta en cuanto percibió las malas pulgas del viento en un escenario ideal para hacer presa. Eolo garabateó los dorsales, una baraja en manos de los caprichos del destino y del olfato que se precisa para estar en el lugar ideal. Remontar es un asunto mayor en caso de perderle la pista al de delante. Los dados se tiraron desde el cubilete de los dioses y el pelotón se fragmentó en siete grupos. Unos querían hacer palanca mientras otros se desgañitaban por coser las heridas.

Sopló fuerte el viento de costado y lanzó su mensaje inequívoco. ¡Danzad malditos! En el espasmódico baile por la supervivencia no perdieron el compás Nairo Quintana (Movistar), Egan Bernal y Michal Kwiatkowski (Sky), Rigoberto Urán (Education First), Simon Yates (Mitchelton) o Romain Bardet (Ag2r) supieron ponerse a cubierto de la espalda de su hombres fuertes. Todos ellos resistieron la sacudida del latigazo. También Gorka Izagirre, Warren Barguil (Arkea), Wilco Kelderman (Jumbo), Bob Jungels (Deuceninck) e Ilnur Zakarin (Katusha), que accedieron en el mismo tiempo en un grupo de 60 unidades. A su espalda, el braceo sin orilla que esperase. El ulular del viento que desterró a Ion Izagirre.

1. Dylan Groenewegen (Jumbo)3h17:25

2. Caleb Ewan (Lotto)m.t.

3. Fabio Jakobsen (Deceuninck) m.t.

4. Sam Bennett (Bora-hansgrohe) m.t.

5. John Degenkolb (Trek) m.t.