Cuando James Harden tuvo que abandonar la cancha con solo 43 segundos disputados tras lesionarse sin contacto en un intento de penetración (se echó la mano a la parte posterior del muslo derecho, tiene dañado el tendón de la corva y se desconoce aún el periodo de inactividad), el reparto de fuerzas en la lucha por el anillo de la NBA, que se encuentra ya en la fase de semifinales de las conferencias Este y Oeste, amagó con sufrir un vuelco. El horizonte de los Brooklyn Nets parecía ensombrecerse mientras el de los Milwaukee Bucks se aclaraba, pero nada más lejos de la realidad. Aunque la franquicia de New York parece gafada al no poder utilizar con continuidad a su flamante Big Three, los otros dos primeros espadas que tiene en nómina, Kevin Durant y Kyrie Irving, se encargaron, con la ayuda de Joe Harris y Blake Griffin, de mantener firme el rumbo y poner a buen recaudo el triunfo (115-107) en el primer duelo de la serie.

Giannis Antetokounmpo (34 puntos y 11 rebotes en 35 minutos) mantuvo en el partido a los suyos hasta el descanso, pero el 20% en triples firmado por los de Mike Budenholzer fue incompatible con la victoria, sobre todo cuando los Nets comenzaron a jugar al galope, con Durant, 29 puntos, y Durant, 25, haciendo de las suyas sin parar. El 98-84 con el que arrancó el acto final ya no tuvo vuelta atrás, con el veterano Griffin (18 puntos y 14 rebotes) mostrando su mejor versión en años.

En la otra semifinal del Este, los Atlanta Hawks se adelantaron al ganar en la cancha de los Philadelphia 76ers (124-128). A los de Trae Young (35 puntos) se les complicó el partido al final después de gozar de ventajas superiores a los veinte puntos, pero la reacción de los anfitriones, que pudieron contar con Joel Embiid, que aportó 39, llegó demasiado tarde.