Asier García regresó al Bidaideak Bilbao BSR tras los Juegos Paralímpicos de Londres y lo hizo con el objetivo de ayudar a asentarse al club en la División de Honor. Pero todas esas expectativas fueron superadas claramente y algo que era inimaginable para el actual capitán del equipo, se hizo realidad el sábado cuando el conjunto vizcaino certificó su victoria liguera en la cancha del Ilunion. Aunque los bilbainos no se conforman y ya tienen en el punto de mira su siguiente objetivo: la Copa.

¿Son conscientes de lo que han logrado?

—Todavía no lo hemos terminado de asimilar. Llevábamos ocho meses de liga pensando que teníamos opciones y la podíamos ganar. Mucho tiempo con un objetivo y ahora que lo hemos conseguido, todavía no somos muy conscientes como equipo de lo que hemos hecho.

¿Qué le pasó por la cabeza cuando sonó la bocina final?

—Me considero una persona muy emotiva y me vine un poco abajo. Me acordé de mucha gente que ha estado tantos años en el club, trabajando desde abajo y para que el club subsistiera. También me acordé de la gente que me apoya y los que son cercanos. Fue un aluvión de sensaciones y pensamientos difíciles de organizar.

¿Cuánto mérito tiene conquistar la División de Honor?

—Para un equipo como el Bilbao, competir durante cinco o seis años al más alto nivel en la que muchos consideran la mejor liga del mundo ya es un éxito, pero conseguir ganar la liga es algo difícil de explicar. Es algo muy complicado. Hemos tenido la oportunidad y nos hemos aferrado a ella. Si hubiéramos preguntado en septiembre a cualquiera de los clubes, casi ninguno nos hubiera dado como favoritos.

¿Cuál ha sido la clave de este éxito?

—Tenemos una ventaja con respecto a otros equipos que se basan en fichar y en talonario. Llevamos muchos años con un mismo proyecto y una misma idea, cambiando pocas piezas temporada a temporada. Eso hace que el vestuario sea como una pequeña gran familia y antes de empezar el curso partimos con esa mínima ventaja de que el grupo ya está hecho. Somos un equipo y no una plantilla de jugadores que se juntan.

Esa continuidad fue clave en facilitar la transición al cambiar de entrenador.

—Desde el verano pasado, cuando la directiva decidió apostar por alguien como Adrián, que venía sin experiencia en el baloncesto en silla, sabíamos que como club y como plantilla teníamos que pagar un peaje de adaptación del nuevo entrenador al equipo y estábamos dispuestos a ello. Al final no es que no haya habido peaje, encima no lo hemos notado en absoluto. El trabajo de Adrián durante todo el año ha sido excepcional y los resultados lo demuestran.

¿Se imaginaba todo esto cuando decidió volver al Bidaideak Bilbao BSR?

—Ya te digo que no. Volví en el año 2012, después de los Juegos de Londres y la idea era intentar devolver algo al equipo que me dio la oportunidad de jugar a este deporte. Pero en ningún momento pensé en conseguir un título de Euroliga en el año 2019 y este título de liga. Ni mucho menos. Bilbao era un equipo que no se había asentado en la División de Honor, que subía y que bajaba, y mi idea era intentar ayudar a que se mantuviese y con el paso de los años ha crecido en todos los niveles y jamás hubiera pensado que íbamos a llegar a estas cotas.

Un punto donde ha crecido claramente es en la propia cantera, cada vez hay más jugadores de la casa.

—Somos junto con el Zuzenak, el equipo que mejor cuida la cantera de todo el estado. Sabemos que un equipo como el Bilbao BSR no tiene ningún sentido sin jugadores de la casa. Eso es parte de la fuerza del proyecto. Hay equipos en España que tienen nueve o diez extranjeros en su plantilla y tenemos claro que ese modelo no tendría ningún futuro en Bilbao. El club es consciente de que si esto tiene alguna viabilidad de cara al futuro, es partiendo de la base de que lo importante es la cantera y sacar jugadores de ella.

Esto no para y ahora llega la Copa.

—Somos un grupo muy ambicioso. Somos conscientes de que la Copa es un torneo muy bonito y a la vez muy complicado de ganar. El sábado cuando estábamos celebrando en la cena el título de liga, alguno ya estaba diciendo que teníamos dos semanas por delante para pensar en la Copa. Por nuestra parte no va a quedar. Vamos a Albacete con toda la ilusión del mundo e intentaremos ganarla, aunque somos conscientes de su dificultad.

"Si hubiéramos preguntado en septiembre a cualquiera de los clubes, casi ninguno nos hubiera dado como favoritos para ganar"

"Con el paso de los años, el club ha crecido en todos los niveles y jamás hubiera pensado que íbamos a llegar a estas cotas"