PEYTON Ferris (Twin Bridges, Montana; 1993) tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles para todo deportista. A sus 26 años, las lesiones le obligaron a colgar las botas antes de lo deseado. Lo intentó hasta el último momento y quiso estar con sus compañeras del GDKO Ibaizabal por lo menos hasta el final de esta temporada. Sin embargo, su rodilla dijo basta. Así, una lesión ya demasiado conocida para la estadounidense, puso fin a su carrera profesional y el sábado pasado en Urreta llegó su despedida. El cariño mostrado por sus compañeras en su adiós dejaron claro que Ferris no es una jugadora más. Llegó desde Montana State a Galdakao para disputar su primera experiencia profesional y la localidad vizcaina se convirtió en su segunda casa. El club y la norteamericana encajaron a la perfección y su vinculación se prolongó durante cuatro temporadas, en las que llegó a ser la capitana del equipo. Ahora, Ferris debe decir adiós al baloncesto profesional pero seguirá pendiente del GDKO Ibaizabal y de Galdakao.

Las lesiones protagonizaron demasiados capítulos en la carrera de Ferris. Ya desde antes de su etapa universitaria fueron un lastre y finalmente los problemas físicos le obligaron a retirarse antes de tiempo. "Cuando tenía 17 años, tuve una lesión grave de rodilla y fue la primera. Luego en la universidad jugué cinco años llenos de lesiones. De pie, de rodilla€ Tras mi último año de universidad tuve que operarme de la rodilla, de la buena esta vez, y recuerdo pensar en disfrutar de un año del baloncesto, ver cómo iba. Me hice la promesa de que si tenía otra lesión así pararía", recuerda Ferris. Por ello, en el momento de la última lesión, las sensaciones no fueron desconocidas para ella. Otra vez ese dolor demasiado conocido. "Lo sentí cuando sucedió. No quería creerlo, pero en el fondo ya lo sabía. Trabaje para recuperarme, pero finalmente me tuve que hacer una resonancia y confirmó lo que temía", cuenta. Fue un golpe, pero al mismo decidió ser honesta consigo misma y con resto del equipo. "Tomé la durísima decisión de parar. Mi intención era aguantar hasta el final de la temporada, pero no estaba capacitada para aguantar tres o cuatro meses más".

Esta decisión pone fin a la etapa de Ferris en Galdakao. La jugadora de Montana llegó como un fichaje más al club, pero no tardó en adaptarse y su periodo se alargó más de lo esperado. Cuatro temporadas en las que la alero de Twin Bridges encontró un lugar donde sentirse como en casa. "La gente es súper maja. Es una ciudad pequeña, que tiene ese sentimiento de comunidad, donde la gente te ayuda y siempre siguen al equipo de baloncesto. También está Bilbao al lado y Euskadi es precioso. Ha sido una experiencia de vida genial y la recordaré siempre. Esta es ya mi segunda casa", afirma.

Ahora, ya sin la presión de tener que jugar los partidos, Ferris animará como una aficionada más a las que fueron hasta el sábado pasado sus compañeras: "Cuando vuelva a casa trataré de ver todos los partidos de lo que quede de la temporada y seguiré hablando con ellas. Estoy segura de que van a seguir creciendo y estoy emocionada por ver qué harán este año".