EL Real Madrid ha emprendido una renovación con la suma de más piernas jóvenes a una plantilla que empieza a hacerse mayor, sobre todo su bloque de nacionales. Felipe Reyes, Rudy Fernández y Sergio Llull llevan una década juntos, pero ya necesitan un relevo y por eso el club blanco ha incorporado esta temporada a Carlos Alocén, de 19 años, y Alberto Abalde, de 24, que de hecho son sus dos únicas incorporaciones. Junto a la cada vez mayor presencia de Usman Garuba, de 18 años, y las oportunidades que ya van teniendo Boris Tisma, también de 18 años, y Tristan Vukcevic, de 17, el Real Madrid va construyendo un nuevo bloque de cupos de formación que pueda asentarse en el primer equipo por unos cuantos años.

Alocén firmó por cinco temporadas después de que el club blanco pagara 150.000 euros al Zaragoza. El joven base, un manojo de talento en la dirección de juego, pasó el primer curso cedido en su equipo de formación, pero ya este verano ha dado el gran salto a un club con grandes exigencias que, además, puede perder a Facu Campazzo si se va a la NBA. Por Abalde, por su parte, el Real Madrid abonó 1.500.000 euros al Valencia Basket, donde firmó una gran última temporada y también llega a Madrid para las próximas cinco. El alero gallego está considerado el relevo de Rudy por su capacidad para hacer muchas cosas en ataque y en defensa, aunque hoy no jugará en Miribilla ya que se lesionó en el duelo europeo ante el Milán.

Los dos nuevos fichajes coinciden en ser hijos de exjugadores de la ACB de los 80, casi coetáneos. Alberto Alocén es recordado por su etapa en el Peñas Huesca mientras Alberto Abalde senior militó seis campañas en el Ferrol. Sus herederos han mejorado ese legado ya que ambos tienen que ser estrellas de la ACB y de la selección española en esta próxima década. Carlos Alocén fue el tercer debutante más joven de la historia de la ACB ya que jugó su primer partido sin haber alcanzado los 16 años. Ahora va entrando poco a poco en los planes de Pablo Laso, de momento a la sombra de Llull, Laprovittola y Campazzo, cuya continuidad desea, aunque le quite minutos, porque “tengo ahí un espejo en el que mirarme todos los días y las cosas que puedo coger de él, que es el mejor base de Europa, quizás con otro no pueda cogerlas”.

Alberto Abalde se ha reencontrado con Paco Redondo, ahora asistente en el banquillo madridista, que fue el técnico que le formó en el Joventut y eso le supone “una gran ayuda”. “Estoy encantado de formar parte de un equipo que lucha por todos los títulos y espero ser una pieza más del engranaje y ayudar en todo lo que pueda”, confiesa el alero ferrolano, que debutó en la ACB con 18 años en las filas de la Penya y sigue una progresión que empezó de las propias manos de su padre y que se complementó viendo los partidos de su hermana Tamara, que ahora milita en el Araski.

Ambos tratan de adaptarse a un equipo que, tras la decepción de la última fase final de Valencia, marcha de nuevo invicto en la Liga Endesa, pero que está sufriendo en la Euroliga. De todas formas, Alocén y Abalde ya saben lo que es ganar como madridistas ya que la Supercopa fue blanca. El aragonés y el gallego ponen la frescura a un equipo que se conoce de memoria, aunque empieza a sufrir los achaques de la edad, con jugadores que entran y salen por culpa de las lesiones. Ellos, de momento, tratan de aprender y mamar cultura ganadora desde un segundo plano porque la responsabilidad les llegará, seguramente, a partir de la próxima temporada.