SI el Real Madrid juega todos los partidos posibles esta temporada, llegará a 91. Pero el de hoy en Málaga no será uno más porque es el primero, sin contar la Supercopa, en el que el equipo de Pablo Laso puede quedar fuera de la lucha por un título. Y eso no ha sido nada habitual en las ocho temporadas que el técnico gasteiztarra lleva en ese banquillo, menos aún en la Copa. En el torneo por eliminación, los madridistas han jugado siete finales desde 2012, las últimas seis seguidas. Solo una vez quedaron fuera. Fue en 2013 en Gasteiz cuando cedieron en cuartos de final ante el Barcelona en un partido que necesitó dos prórrogas. En realidad, solo los azulgranas han derrotado al Real Madrid en las sucesivas ediciones de la Copa, en la que en los últimos ocho años los de Laso han acabado con las esperanzas de dos tercios de los equipos de la ACB. El Bilbao Basket será su decimotercer rival distinto en el torneo en este tiempo.

Esta Copa de Málaga deja precedentes curiosos como que las tres ediciones disputadas en la capital de la Costa de Sol concluyeron de la misma manera: con una final entre los dos gigantes. En 2001 brilló un tal Pau Gasol antes de marchar a la NBA, en 2007 el MVP fue Jordi Trías y la de 2014 se resolvió con una canasta de Llull sobre la bocina. El mejor jugador de ese año fue Nikola Mirotic, ahora enrolado en las filas del enemigo. Esa final no va a poder repetirse este año en el Carpena ya que ambos se medirían en semifinales si superan los cuartos de final.

El Bilbao Basket está en su sexta Copa y va a tratar de impedirlo en su primer duelo copero ante los madridistas. En la memoria aún queda la victoria de la primera vuelta en Miribilla de los hombres de negro tras una prórroga y, precisamente, esto es una de las bazas que utilizará Laso para motivar a sus jugadores, si es que es necesario. Dicen que el equipo blanco avanza esta temporada a menos revoluciones y justo ahora alguno de sus jugadores más destacados de los últimos años atraviesa un bajo momento de juego. El Real Madrid acumula a estas alturas de curso once derrotas, algunas de las cuales han molestado a Laso, pero sin que la sangre haya llegado al río porque ninguna ha sido trascendente.

diferentes protagonistas Durante estos años, el técnico gasteiztarra se ha apoyado en una base clara de jugadores, aunque el protagonismo ha ido rotando. Llull, Rudy, Ayón fueron MVP de la Copa, Reyes o Carroll también tuvieron actuaciones destacadas y apoyaron el crecimiento primero de Mirotic, luego de Luka Doncic y ahora de Facu Campazzo, convertido en el motor del Real Madrid. En los tres partidos de la semana pasada, el base argentino repartió 43 asistencias en un síntoma de que se ha convertido en pieza indiscutible.

Randolph, Deck y Tavares elevan el tono físico del equipo mientras que Thompkins, que tardó dos meses en entrar en los planes de Laso, añade clase y versatilidad al juego interior ahora que Reyes agota, quizás, los últimos meses de su carrera. Causeur ha ocupado el papel de Carroll, ahora que el mormón está en un bache, y solo Laprovittola parece un cuerpo extraño dentro de la plantilla. El MVP de la pasada temporada no termina de encontrar un rol claro y rescata la idea de que un jugador que brilla en un conjunto de la clase media puede no encajar en uno de los grandes de Europa.

Recitar todos estos nombres puede asustar a cualquiera, aunque los jugadores de Álex Mumbrú ya han demostrado que no se arrugan y que pueden hacer frente a cualquiera, por muy llamativas que sean sus plantillas. Además, el Bilbao Basket está desplegando un baloncesto de mucho nivel y demuestra cada fin de semana que no hay nada imposible, ni siquiera sorprender al Real Madrid. Después de unos años de penurias, los hombres de negro se han colado en la fiesta de los poderosos y hoy tendrán delante al más poderoso de todos, al equipo que ha dominado la Copa en la última década.