Bilbao Basket 88-59 Palencia

Bilbao - El Bilbao Basket protagonizó ayer en Miribilla una coreografía perfecta. Los hombres de negro, exuberantes en cuanto a energía defensiva y desatados en ataque, dieron buena cuenta de un Palencia al que amansaron a base de un plan de juego ejecutado de manera intachable, lo que les permitió recuperar de manera abrumadora el average particular, enlazar su cuarta victoria consecutiva y volver a encaramarse en solitario a la segunda posición. El conjunto que entrena Álex Mumbrú transmite unas sensaciones muy positivas ahora que el curso baloncestístico va llegando a su momento más álgido. Su juego cada vez es más acompasado, los jugadores que parecían más atascados en la partitura van recuperando el terreno perdido y el colectivo va desprendiendo un ADN cada vez más autoritario y afilado. Ayer actuó sin piedad, con el cuchillo entre los dientes de principio a fin.

Los hombres de negro cocinaron el partido a la perfección y a su absoluto antojo. Lo calentaron a fuego lento en el primer cuarto, lo llevaron a su punto de ebullición en el segundo y tras el descanso supieron mantener la temperatura ante un rival que se quedó pronto sin argumentos para la remontada y que quiso encomendarse a la efusividad defensiva, muchas veces excesiva, para conseguir lo imposible. Los de Carles Marco incrementaron su nivel de contactos, sobre todo sobre Javi Salgado al subir la bola, cuando se vieron ya 27 puntos por debajo en el luminoso y los árbitros, como se acostumbra en esta categoría y pudo verse ya en Cáceres, dejaron hacer y no supieron poner freno al exceso de palos por parte de la retaguardia palentina, lo que indignó muchísimo a la parroquia local aunque no cambió un ápice el guión de la contienda, perfectamente controlada por los anfitriones. Esta vez, para sacar músculo ni siquiera hizo falta un rendimiento espectacular de Ben Lammers, puesto en barbecho para que Kevin Larsen acumulara minutos y recuperara sensaciones. El trabajo defensivo, liderado por un magnífico Osvaldas Matulionis que también brilló en el otro aro, el saber hacer de Iván Cruz en las cercanías del aro y las dentelladas de los Jaylon Brown, Edu Martínez o Salgado fueron argumentos más que sobrados.

El Bilbao Basket ingresó en el partido con las ideas muy claras y los cinco sentidos en alerta máxima ante un rival que desde el salto inicial buscó los puntos de Vasturia y Hermanson desde el perímetro. Pero la defensa bilbaina compareció muy bien plantada y el excelente movimiento de balón en ataque fue el complemento perfecto para que las ventajas en el luminoso correspondieran a los anfitriones desde muy pronto. Con el incisivo Brown abriendo fuego y la colaboración de Matulionis y Larsen, pese a tener que vérselas con el gigantón Veljkovic, el 14-5 obligó a Marco a parar el duelo con siete minutos disputados. El técnico visitante trató de recuperar a los suyos introduciendo más físico en la cancha de la mano de Zubizarreta y Kone. Lo consiguió de manera fugaz merced a sendos dos más uno de Vasturia y los viajes a la línea de tiros libres de Cvetinovic y Hermanson (17-15), pero Salgado no estaba por la labor de permitir rebeliones. El de Santutxu destapó el tarro de las esencias e hizo volar a los suyos. Primero, anotó. Después, empezó a tirar de repertorio y asistencias (continuaciones para Lammers y Cruz, pase para triple de Edu Martínez, otro para el propio Cruz de saque de fondo...) y el partido no tardó en saltar por los aires ante una combinación perfecta de retaguardia granítica y juego ofensivo fluido, solidario y repleto de ritmo. Y el 32-22 en el ecuador del segundo acto no fue más que el preludio de lo que estaba por llegar, ya que con Cruz en estado de gracia y ofreciendo un clínic de finalizaciones en las cercanías del aro (10 puntos en el cuarto) el Bilbao Basket conectó un parcial de 14-0 para colocar en el luminoso de Miribilla un abrumador 46-22. El Palencia era un alma errante sobre la cancha y el veterano Urko Otegi tuvo que salir a escena para que el naufragio no fuera todavía más contundente.

Los puntos del guipuzcoano permitieron a los visitantes alcanzar el ecuador de la contienda con una desventaja inferior a los 20 puntos (48-29). El 1 de 8 en triples suponía una importante losa para las aspiraciones de los de Marco, mientras que en las filas locales el 6 de 15 desde la larga distancia era música para los oídos. Y las cosas siguieron por idénticos derroteros en la reanudación, pues Edu Martínez compareció con el punto de mira perfectamente enfocado (dos triples en un abrir y cerrar de ojos), la defensa no se relajó y los hombres de negro incrementaron su renta hasta los 27 puntos (58-31) en apenas tres minutos. Con todo perdido, el Palencia apostó por la agresividad para tratar de acercarse en el marcador y contó con permisividad arbitral para poder llevar a cabo su plan. Los contactos y manotazos de Zubizarreta sobre Salgado cada vez que subía el balón eran tan contundentes como evidentes pero al no ser sancionados cristalizaban en robos a imagen y semejanza de lo acontecido en Cáceres. Con la grada de Miribilla tan indignada como efervescente, Mumbrú sancionado con técnica y el base de Santutxu fuera de sí enfilando con gran dolor en una rodilla el camino hacia el banquillo después de irse al suelo tras otro de los numerosos contactos que tuvo que sufrir, fue Matulionis el que enfrió los ánimos palentinos con unos minutos soberbios tanto en ataque como en defensa, haciendo que todo el pescado llegara vendido al último cuarto (68-43). Ya solo quedaba alcanzar la línea de meta y el doble premio (victoria y average) sin más contratiempos ni damnificados. Con Larsen engordando números desde la línea de tiros libres, los locales llegaron a mandar por 36 puntos (80-44) antes de levantar el pie del acelerador. Salgado regresó a cancha tras el susto, Dani Martín dispuso de casi tres minutos de juego y el Bilbao Basket acabó pegando un sonoro golpe sobre la mesa.