Jon Rahm no ganó el Open de España por tercer año seguido, pese a ser el número 1 del mundo. Rafa Cabrera Bello fue su sucesor en el palmarés, pese a que el propio canario reconoció que llegó al Club de Campo “en mi peor momento de la última década”. El desenlace de la cita madrileña viene a subrayar la dificultad de ganar en el golf, un deporte en el que deciden los milímetros. “Si alguien pensaba que por ser número 1 del mundo iba a ganar por diez de diferencia, es que no tiene ni idea”, dijo en los micrófonos de Movistar Golf. Eso sí, el barrikoztarra no acabó satisfecho con su rendimiento, sobre todo el fin de semana, donde su juego no fluyó como esperaba y arruinó las expectativas que había generado con sus ocho bajo par del primer día y el cuatro bajo par de segundo. Pero sus palos se desajustaron en las dos jornadas finales y el triunfo se le escapó.

Al menos, pudo ver que el título se lo iban a disputar dos buenos amigos, Rafa Cabrera y Adri Arnaus, que libraron un bonito duelo en la segunda mitad del recorrido que tuvo que ser resuelto en el play-off. Antes, en el 18 el canario había salido de un serio apuro mientras que el catalán falló un putt que le pudo dar la victoria. Repitiendo en ese hoyo, Cabrera no falló y sumó su primera victoria tras cuatro años de sequía y la primera tras siete intentos que logra tras salir como líder a la última jornada.

El canario abrió el torneo con su doble bogey inicial, pero Jon Rahm no pudo colarse porque también firmó un bogey en el hoyo 2. Luego, hizo birdie en el 4, pero no logró enganchar la racha que le habría metido con opciones claras y ni siquiera pudo aspirar a entrar en el Top 10 porque demasiados jugadores elevaron su nivel en la última jornada. Otra secuencia de bogey-birdie en el 7 y el 8 mantuvo parado al barrikoztarra durante unos cuantos hoyos hasta que pudo rebajar dos golpes en el 14, su mejor bandera de la semana, y el 16. Aún había posibilidad de colarse entre los diez primeros, pero no fue posible tras una vuelta en la que los hierros no procuraron a Rahm oportunidades claras de birdie y tampoco el putt pudo rescatarlas. “He jugado bien, pero no he metido ni una. Si llego a patear decente no habría ganado, pero habría estado más arriba”, expuso.

De esta manera, concluyó en el decimoséptimo puesto, con trece bajo par. El de Barrika acabó empatado con el donostiarra Adrián Otaegui, que sí pudo ganar muchas posiciones en el fin de semana, y el lapurtarra Mike Lorenzo-Vera. De esta forma, Jon Rahm se mantiene tercero en la Race to Dubai, con los estadounidenses Collin Morikawa y Billy Horschel por delante. Esta semana tendrá la oportunidad de recortar distancias en el Andalucía Masters de Valderrama, un campo emblemático que le gusta, pero en el que no ha tenido buenos resultados hasta ahora. “Allí no te puedes esconder. Por suerte, el golf siempre da otra oportunidad”, apuntó.

El desgaste de todo el año y la presión que ha cargado toda la semana ha podido pesarla, aunque el vizcaino puso todo de su parte para cambiar su suerte. Incluso, tras acabar su ronda del sábado y atender sus compromisos fuera del campo, regresó a la zona de prácticas para trabajar su swing y buscar corregir su juego desde el tee. No salió bien esta semana, pero pese a todo, Jon Rahm renovó su compromiso con el torneo: “Mi deber es seguir el legado de Seve e intentar que el golf siga creciendo un poquito más. Seguiré viniendo y ojalá cada vez haya más seguimiento de este deporte en España”.