bilbao - Gran Premio de Las Américas de MotoGP, tercera cita del calendario. La historia arrojaba un monopolio como pocos se han podido ver en la memoria del campeonato. Siete poles en siete oportunidades; seis triunfos en otras tantas ocasiones. Marc Márquez parecía encontrar a su mayor enemigo en su propia persona. Llegó la carrera. Séptima comparecencia dominical. El de Cervera cumplía con el pronóstico. Fugaz. En 8 vueltas aventajaba al grupo en más de 3 segundos. Parecía incluso comedido el catalán, sobre todo después de lo acontecido en la cita previa, en Argentina, donde firmó su victoria con la mayor diferencia de tiempo en la categoría reina. Nadie le podía parar. Pero el diablo viajaba en su interior. Ángulo de izquierda. El tren delantero pierde la adherencia. Trompazo. Márquez fuera de carrera. ¡Quién lo diría! Parecía tan sencillo...
Valentino Rossi rejuvenecía. Se plantaba ante las puertas de la victoria, la que no lograba desde Assen 2017. El italiano rodaba en soledad. El aislamiento del destacado. “Cuando se caía Márquez vi la posibilidad”. El cielo en las manos. Tumbada la némesis del paddock en Austin, desplomado el sheriff, el Capitán América que le decían al catalán por su hegemonía, se abría la oportunidad.
Pero detrás venía un rayo que nació en la séptima posición de la parrilla de salida. Un chico de 23 años que creció idolatrando a Rossi, hoy a sus 40 años. Y la juventud se casó con la veteranía. Alex Rins daba caza a Rossi. Aislados. Mano a mano. Para entonces solamente quedaban seis vueltas para extinguir la carrera. Poco antes, Jorge Lorenzo, que merodeaba la undécima plaza, claudicaba con problemas mecánicos. No gana para disgustos. Viñales sufría la pena de adelantarse en la salida; sería undécimo.
Al alojarse en el rebufo de la Yamaha de Rossi, el feroz Rins reprimió la dulzura de su Suzuki. Inició un plan de analítica. Vivía, reales, sueños de infancia. ¿Yo contra Rossi? ¡Sí, chaval! ¡Tú contra el mundo!
A cuatro vueltas del final se acabó el respetó. Se desataron las hostilidades. El póster se rasgó. Rins rebasó a Rossi en la zona de curvas entrelazadas aprovechando la docilidad que le brinda su máquina. Il Dottore quiso apelar al magisterio. Pero Rins es rebelde con causa. El italiano intentó pronto un adelantamiento pero se fue largo en la frenada. “¡Iba al límite!”, confesaría Rossi al propio Rins, quien recuperó de inmediato la plaza y cobró unos metros que protegió con ritmo. El de Barcelona no concedió a Rossi una nueva oportunidad. Solo ante las puertas de la gloria. Llamó. Y se abrió la puerta. Rins conquistaba se primera victoria en MotoGP y, ¡qué idílico, en el escenario que le vio ganar por primera vez en el Mundial, allá por 2013, en Moto3.
“¡He ganado a Valentino! Esto es increíble para mí. Era mi ídolo desde pequeño”, expresaba eufórico Rins. Su goce no tenía cabida. “Estoy tan feliz que no tengo palabras para explicar cómo me siento...”. Si hay un rostro para definir la felicidad ese era el de Rins. En tres carreras de 2019 se han dado tres ganadores distintos; en 2018 hubo cinco diferentes a lo largo de toda la temporada. El abanico está extendido. Dovizioso, cuarto por detrás de Miller -primera Ducati en meta-, es el nuevo líder del Mundial con 54 puntos; Rins, tercero con 49, privó a su ídolo de verse en la cima: Rossi es segundo (51); Márquez pasó de copar la tabla a ser cuarto (45).
1. Alex Rins (Suzuki) 41:45,499
2. Valentino Rossi (Yamaha) a 0,462
3. Jack Miller (Ducati) a 8,454
4. Andrea Dovizioso (Ducati) a 9,420
5. Franco Morbidelli (Yamaha) a 18,021
1. Andrea Dovizioso (ITA) 54 puntos
2. Valentino Rossi (ITA) 51
3. Alex Rins (ESP) 49
4. Marc Márquez (ESP) 45
5. Danilo Petrucci (ITA) 30
1. Thomas Luthi (Kalex) 39:11,508
2. Marcel Schrotter (Kalex) a 2,532
3. Jorge Navarro (Speed Up) a 3,836
1. Lorenzo Baldasarri (ITA) 50 puntos
2. Marcel Schrotter (GER) 47
3. Thomas Luthi (SUI) 45
1. Arón Canet (KTM) 39:06,761
2. Jaume Masiá (KTM) a 0,909
3. Andrea Migno (KTM) a 1,077
1. Jaume Masiá (ESP) 45 puntos
2. Arón Canet (ESP) 45
3. Lorenzo Dalla Porta (ITA) 32
